Luisito, el entrenador del Pontevedra CF, era el hombre más feliz del mundo al finalizar el encuentro que enfrentó a su equipo y al Haro Deportivo y que terminó con el resultado de 3-0 (dos tantos de Jorge y uno de Kevin) y el ascenso de los granates. "Viñen a esta cidade para facer feliz á xente", dijo el técnico de Teo, que cree que ha cumplido su objetivo. "O que menos importaba era eu, o que realmente me importaba era a xente, a afección do Pontevedra e non fallarlle", añadió.
"Teño a miña nai soa na casa e a meu sogro no hospital. A eles e aos que quero dedicarlles o ascenso, ao igual que a Baleato", dijo Luis Míguez, que estaba emocionado, lloró como un niño y vivió parte del segundo tiempo casi dentro del terreno de juego, con los nervios a flor de piel.
La emoción de Luis era compartida por sus jugadores. Capi, Tomás y Adrián, entre otros, anunciaron una noche larga de celebraciones. Y varios de ellos se acordaron de familiares y amigos, incluso de los que están pasando un mal rato.
