PONTEVEDRA. El presidente de la Deputación, Rafael Louzán, estaba en lo cierto. El ‘popular’ Telmo Martín se siente «perseguido por motivos que son mentira» y polémicas varias. La última, la surgida a raíz de la decisión del Consello de la Xunta de condonar una sanción de tres millones de euros que planeaba sobre Construcuatro por construir un edificio en la playa de Silgar (Sanxenxo) sin la preceptiva autorización sectorial de la Xunta.
Ahora bien, lejos de lo que se afirma en algunos círculos próximos al ‘implicado’, Martín asegura que esta persecución no «le preocupa» porque lo lleva «como algo derivado» de su ocupación política y porque nunca tuvo que ir a un juzgado «por este tipo de acusaciones».
Su despedida duró seis minutos de reloj, tiempo suficiente para correr un tupido velo sobre los episodios vividos en la Casa Consistorial de Pontevedra desde 2007 y ofrecer al patio de butacas un breve discurso «orientado a dar agradecementos».
El primer reconocimiento fue para los pontevedreses que le dieron su apoyo y le permitieron ser el líder de la oposición durante los últimos cinco años. El mismo tono mantuvo para referirse a sus rivales. El ‘popular’ ha cicatrizado favorablemente las heridas que habían abierto episodios como el del pasado 24 de febrero, cuando el alcalde le etiquetó como «a persona máis ruín, falsa e cobarde que atopei na miña vida política» y cuando se dirigió a él «como un animal carroñeiro, vingativo, ruín (...) narcisista e avarento, que non ten avoa e ao que só lle preocupa o diñeiro».
A tenor de sus palabras, estos y otros ataques forman parte del juego, de la tensión acumulada «en algún Pleno», por lo que no le concede «importancia en absoluto». De hecho, estos fueron los argumentos con los que justificó los agradecimientos que dirigió al nacionalista, una vez alabado el amparo al electorado. Martín también dio gracias a Lores «porque, independentemente do trato político, sempre tivo un trato exquisito».
