A más uva, más furanchos

VILAGARCÍA. «¿Qué va a ser de nosotros?». Es la frase recurrente entre los hosteleros de la provincia ante la sobreproducción de uva que este año se ha vivido en la zona de las Rías Baixas. ¿El motivo? La amenaza de la apertura de más furanchos o loureiros que afecten a los propietarios de la hostelería tradicional de Pontevedra.

Los 13.900 kilos de uva albariña por hectárea fijados por el Consello Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas, insuficientes para los miembros del sindicato Unións Agrarias, ha provocado la imposibilidad de vender toda la producción. Por ello, la Asociación Sectorial de Hostelería de la Provincia de Pontevedra (HOSA) está preocupada por la más que probable proliferación de este tipo de establecimientos que, según indicaron, su actividad conllevará «una gran competencia desleal» a los hosteleros.

Así, tanto en las oficinas de la HOSA como en las de la Federación de Profesionales y Autónomos de Galicia (OAP Galicia) se están recibiendo estos días muchas llamadas de empresarios asociados preocupados por sus establecimientos, lamentando la situación, «a la que ninguna administración pone remedio hasta el momento».

Regulación

Por eso, ante el exceso de producción, la HOSA teme la apirición de nuevos establecimientos que les quiten mercado. «Ya la situación era insostenible en años anteriores y ahora si siguen aumentando este tipo de establecimientos sin ningún marco legal que los regule: ¡¿Qué va a ser de nosotros?!», indicarón ayer desde la Asociación.

Y es que la HOSA y la OAP Galicia solicitan a la Xunta de Galicia que tomen las medidas oportunas, creando un marco legal que regule los furanchos y que, desde los ayuntamientos donde se ubiquen estos establecimientos, se vigile su cumplimiento.

«Este y otros planteamientos son los que se hacen los hosteleros, que tienen que hacer frente a sus impuestos, seguridad social propia y de sus empleados y numerosas inversiones para estar al día con la legislación vigente en cada momento. Si no se busca una solución a este descontrol de competencia desleal, un gran número de establecimientos hosteleros se verán abocados al cierre», lamentan desde la Asociación.

Polémica

El problema de la sobre producción de este año fueron los límites impuestos por la D.O. Rías Baixas y las estrictas mediadas tomadas desde el organismo regulador. Entre ellas, la intensificación de los controles durante la cosecha.

Un equipo de 81 técnicos supervisaron todo el proceso de la vendimia, desde la estracción de la uva hasta su transporte y la realización de los primeros mostos. Además, de los 6.618 viticultores inscritos, los veedores estipularon que auditarían al cinco por ciento. En función de inspecciones, aquellos que superen el rendimiento permitido para este año se enfrentarán a multas de hasta 30.000 euros.

Todo esto se une a las buenas perspectivas previstas para la producción de este año, debido a la benigna climatología que acompañó los últimos meses antes del inicio de la vendimia.

Por ello, tras las mobilizaciones de los viticultores afiliados a Unións Agrarias, las posteriores quejas por la compra de uva por debajo de los límites establecidos y las quejas actuales de los hosteleros, parece que todavía no se ha escrito el último capítulo sobre esta vendimia que comenzó con optimismo y a la que el paso de los días convirtió en un culebrón que espera ahora a la resolución de la Fiscalía ante la denuncia de UU.AA.

«Si no se busca una solución a este descontrol de competencia desleal, un gran número de establecimientos se verán abocados al cierre»

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