José Antonio Piñeiro Vidal, jubilado de la Deputación

Piñeiro Vidal camina por una de sus rutas preferidas, en A Xunqueira de Alba (Foto: Rafa Fariña)
photo_camera Piñeiro Vidal camina por una de sus rutas preferidas, en A Xunqueira de Alba (Foto: Rafa Fariña)

PONTEVEDRA. Una cara muy conocida para todos aquellos que hayan tenido un contacto cercano con la Deputación Provincial en el último medio siglo es la de José Antonio Piñeiro Vidal. Recientemente jubilado tras más de 40 años de servicio en la institución, siempre ha sido un amante de los paseos por Pontevedra, en especial por sus alrededores. Ahora que cuenta con el tiempo como aliado, a sus 71 años, no deja escapar su oportunidad para llevar a la práctica uno de sus lemas favoritos. "Pies, ¿para qué os quiero?".

Piñeiro, cuya familia procede de Fornelos de Montes, recuerda que "estuve 17 años en el Parque de Maquinaria y algún tiempo, poco, en el Hospital. Después me fui dos años para Príncipe Felipe, y el resto arriba, en el Palacio, hasta un total de 41 años de trabajo en la Deputación".

El ex jefe de Servicios Sociales de la institución provincial, entre otros cargos, recuerda que "a las siete y media de la mañana estaba en la Deputación. Compraba el periódico en la calle Oliva y llegaba antes que ninguno, porque la hora de entrada era las ocho. Siempre iba andando, sobre todo después de que la grúa me retirase el coche un par de veces", señala.

"Empecé en la última época de Enrique Lorenzo, uno de los mejores presidentes que tuve. Después estuve con (José Luis Peláez) Casalderrey, (Federico) Cifuentes, (César) Mera, (Xosé) Cuíña, (Manuel) Abeledo y Rafael Louzán. Y con (Mariano) Rajoy, que me lo dejaba atrás. Cuando tomó posesión, al día siguiente, me apareció en el Parque de Maquinaria. Aún no existían los ordenadores y yo estaba haciendo los presupuestos para la Intervención. Yo era el responsable principal. Llevaba todo lo que se ceñía al personal en colaboración con Elías Rivadulla, un gran amigo mío. Otros presidentes venían al Parque, pero el único que subió a la oficina fue Rajoy", recuerda Piñeiro. "Era otra época, se trabajaban cuarenta y tantas horas, sábados incluidos, hasta las tres de la tarde. A la una se marchaban todos y yo me quedaba dos horas más".

Estudios

Licenciado en Derecho, cambió el trabajo en lo suyo por un empleo seguro. "Me dediqué a la gestión económica, manejando grandes presupuestos, primero en el Parque y en la última etapa en el Servicio Agrario".

Uno de sus lugares preferidos para pasear es A Xunqueira de Alba, muy cerca de donde trabajó durante años. "En el Parque éramos más de 30 personas entre capataces, mecánicos, peones... Me trasladaron dos años a Príncipe Felipe y me volvieron a reclamar para el Parque. Fue Cuíña quien me envió al Palacio para ser jefe de Servicios Sociais. Allí estuve cuatro años hasta que me reclamó el Servicio Agrario, donde permanecí mis últimos 18 años".

Sus últimos tiempos en la Deputación fueron duros por la carga de trabajo. "Al principio éramos cinco y al final me quedé solo. Había pedido una prórroga de cinco años. El presidente (Louzán) me pidió que fuese sacando trabajo de encima y lo iba haciendo dentro de mis posibilidades, pero decidí jubilarme".

Piñeiro Vidal, en el marco de su trabajo en el Servicio Agrario, se encargaba de "la contabilidad de O Areeiro, de Mouriscade, de Soutomaior y de nuestro propio servicio, que incluía a dos ingenieros y el papeleo que nos traían. Ahí entraban las subvenciones. Manejaba muchas partidas, trataba directamente con el interventor y con los diputados, incluido el jefe".

Senderos favoritos

"Hace muchos años, cuando trabajaba en el Parque, no existían los senderos que hay hoy. Me ponía las zapatillas, cruzaba el puente de O Burgo y me tomaba un bocadillo de calamares en el casco histórico, bien en el Barrantes, bien en Los Maristas y, pies ¿para qué os quiero? Me gustaba ir hasta la antena repetidora de A Caeira. Un día de niebla llegué a perderme, me metí por un sendero y acabé cerca de la ITV de Barro. Allí me recogió un conocido", recuerda.

" Otras veces caminaba hacia A Fracha y volvía por Pintos. Era la única carretera que venía desde Marcón hacia Pontevedra. Me gusta llevar un libro y sentarme a leer. Muchas veces cogía una cerveza y me paraba a leer en algún rincón. Otra zona que recorría era la que conduce a Os Milagres de Amil. Lo hacía hace años, ahora he tenido que variar los recorridos por una cuestión de resistencia", señala.

Anécdotas

"Al caminar tanto siempre hay anécdotas. Una de las de peor recuerdo me sucedió en un paseo por A Xunqueira de Alba, por detrás del Parque de Maquinaria. Llevaba la mochila y un bocadillo que había cogido en el puente de O Burgo. Iba fumando una faria. Llegué a una bifurcación y me dirigí hacia la gasolinera. De unos matorrales me salieron dos tíos que me llevaron 30 euros y que me querían robar el anillo, pero eso no se lo permití. No conté nada en casa. Sabían que paseaba largo, pero eso no lo supieron".

Otra de sus rutas preferidas transcurre por el concello de Poio. "También llegué a ir a Combarro a pie. Iba por un camino que sale de A Caeira y te conduce, bordeando la ría, por arriba, hasta allí, pasando por Chancelas. Era mi ruta preferida. ¡Qué panorama!".

Ahora recurre al coche para ir a sus rincones favoritos, pero sigue aventurándose a caminar por el rural pontevedrés. " Ando mucho por Pontevedra, pero no por el centro, porque por ahí siempre me encuentro con las mismas caras, las mismas preguntas, que siempre se agradecen, pero en ocasiones te apetece evadirte. Yo soy muy sociable, pero también me gusta la tranquilidad. Por eso voy por las afueras".

Piñeiro Vidal lleva estupendamente los 71 años que le contemplan, y aún tiene capacidad física para caminar durante varios kilómetros.

"Hace solo unas semanas fui hacia la zona de Monte Carrasco, en Marcón, donde está proyectada la construcción del nuevo hospital, y salí por Tomeza. También subo de forma habitual por el camino viejo de San Blas hacia Salcedo y después vuelvo por Campolongo... Tenemos mucha suerte con los parajes de los que disfrutamos a día de hoy en Pontevedra", concluyó.

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