Mientras cae el telón

''Desengáñese, Don Arturo, para ir al médico hay que estar muy sano''. El quiosquero, fiel a su estilo tremendista, pone el dedo en la llaga de nuestra Sanidad, tan cuestionada estas semanas por algunos errores fatales y una epidemia cuya gravedad ignoramos.

Si médicos y ATS no son peores que hace diez años, ¿qué falla? La organización, claro, y el caos económico en que hemos caído: Esperanza, lastrada por unos gastos corrientes desbocados pero sin dinero para construir hospitales y dotarlos, deja que las constructoras carguen con esa labor a cambio de quedarse después con el negocio. Y así nos va. Pero no nos engañemos: la sanidad es sólo un síntoma de la enfermedad que aqueja a la sociedad española.

Mientras cae el telón de un periodo en que nos creíamos ricos, damos ejemplo de desatino a un mundo que nos observa con un desdeñoso ''ya lo decía yo'', frase adecuada al pobre afortunado por una lotería que pierde en poco tiempo su caudal.

¿Imagináis cómo juzgan los otros europeos el derroche de nuestros clubes de fútbol, hablo de Madrid y Barcelona, que en plena crisis gastan tantos millones para mayor gloria del pan y circo nacional? ¿y qué me decís de los conciertos, llámense U2, Madonna o lo que sea, que llenan, muchas veces con dinero municipal, el panorama veraniego de nuestras ciudades y pueblos mientras los ayuntamientos no tienen dinero para obras esenciales? Somos el país del botellón y el fracaso escolar, de los políticos ineptos y la corrupción rampante.

''Pues U2 está muy bien y Madonna era interesante cuando provocaba, pero ahora parece un cura de izquierdas, que ni chicha ni limoná''. Esta Carla, desde que sigue un curso de concienciación para macizas, no deja títere con cabeza: ayer, mientras se probaba unos sujetadores, me contaba la boda de Jaime Polanco en Tenerife, quinientos invitados durante cuatro días, ''era tal la horterada y el derroche que de la familia Polanco sólo acudió el jefe del clan'', mientras en la empresa familiar, Prisa, se ultima un plan de bajas incentivadas que afectará a dos mil trabajadores. Malos tiempos para los medios, pero no estaría mal disimular. Comprendemos que el Conde de Godó se enfrente a la redacción de La Vanguardia por ochenta y seis despidos, pero Prisa no es Godó, o no debería serlo. Aunque lo sea.

En el bar de mi esquina se habla de Bárcenas, menuda huída hacia delante al culpar al presidente de Isolux, y de los topos que alguien, dicen en el PP que el pérfido Rubalcaba, ha introducido en la cárcel para espiar a Correa.

No es aconsejable poner la mano en el fuego por político alguno, pero esas historietas me suenan a cortina de humo para disimular el grave momento que vive el partido de Rajoy por la inoperancia de éste y la lógica inquietud de quienes le rodean; los nervios conducen a enfrentamientos y a una sensación de desgobierno que en nada les favorece, máxime sabiendo que los jueces están ya preparando las maletas y todas sus decisiones quedan para septiembre.

Si Esperanza se ha enfrentado con Arenas, también valencianos y murcianos están furiosos por no votar contra la Financiación Autonómica; pero Rajoy supone, y en eso tiene razón, que una victoria electoral es el mejor bálsamo contra esas erupciones. Ahora bien, hay que llegar hasta entonces.

El chapista del taller de coches lo tiene claro: ''si yo fuera Rajoy me habría cargado al Bárcenas y no me hubiese abrazado a Camps''; ''por eso no presides el PP'', le replica el dueño del bar. Preveo que en agosto continuarán con esas discusiones, pues ninguno de los habituales se irá de vacaciones.

Rajoy sí, a Sanxenxo, pero él es de otro planeta. Como lo son Aznar y señora, que hasta trasladarse a Marbella se han convertido en fijos del Club Puerta de Hierro, rincón lleno de caballos y pelotas de golf que podéis encontrar cerca del río Manzanares. Vaya con Aznar, ahora el gran amigo de Netanyahu en España.

Acudo con Carla a una fiesta que conmemora la llegada del hombre a la Luna. Entre las cien obviedades que se han dicho estos días, alguien podría haber recordado que aquél esfuerzo, impulsado inicialmente por Kennedy, hizo posible el desarrollo de la electrónica y la microelectrónica, hoy capitales en nuestra vida; la enorme ventaja de USA sobre la Unión Soviética estaba en la rápida utilización por la sociedad civil de los descubrimientos militares.

Hago ver a Carla lo lejos que estamos de ellos, de sus centros de enseñanza e investigación, y ella me escucha con sus hermosos ojos muy abiertos hasta que, sin pestañear, me dice: ''te gusta ser Pigmalión, eh?'' La verdad es que disfruto con ese papel; los hay más indignos. En la fiesta, manifiestamente informal, descubro a Marichalar, que viste una camisa muy ceñida con hombreras de color rosa y unos pantalones estampados en flores, aunque luego, a la salida, se pondría también una chaqueta blanca ribeteada en azul marino. Muy discreto, como véis.

Leire Pajín hace manitas con su enamorado, otro socialista, aunque ella dice a sus íntimos que es una pasión efímera. ¿Y la de Bibiana Aido? Carla me interrumpe: ''No seas malvado, que Bibiana y Cayetano Martínez de Irujo sólo son buenos amigos desde que coincidieron en una fiesta y no se separaron en toda la noche; de eso a un amor hay un salto que no nos consta''. Bueno, admitamos que Carla tiene razón, aunque sorprenda que la joven ministra y el donjuán de la Casa de Alba hagan tan buenas migas. ¿Será que les une el poder, el saberse parte de la pomada?

Mientras Pedro Jota busca comprador para El Mundo (está en conversaciones con Murdoch) y los sindicatos de RTVE se reúnen en Tenerife (¿dónde mejor?), Blanco explica en Club 31 (buena gastronomía) a los constructores que Fomento no tiene dinero para un Plan de Infraestructuras. Y Zapatero, que no ha logrado la foto del pacto social y tiene al país en las tinieblas económicas, marcha de vacaciones con su familia al palacio de Lanzarote. Qué golfería nos rodea.

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