«A min xa me deixaban no sitio», declara la propietaria de un estanco en Cuntis

El estanco Casa Ferrín está situado en Meira, al pie de la carretera de Moraña. c.g.
photo_camera El estanco Casa Ferrín está situado en Meira, al pie de la carretera de Moraña. c.g.

CUNTIS. «A min xa me deixaban no sitio, xa me mataban», comenta preocupada la propietaria del estanco Casa Ferrín, una mujer de avanzada edad que la semana pasada recibió la inesperada visita de Felipe S.D.C., el pontevedrés que protagonizó una huida de película en un coche robado y al que imputan cinco robos en 48 horas.

Aunque fue un atraco frustrado, un vecino fue agredido por el delincuente, quien lo llegó a amenazar de muerte con un destornillador. A pesar de que ya ha pasado casi una semana desde lo ocurrido, tanto ella como su marido, Antonio Ferrín, y los vecinos que sufrieron la situación continúan con el susto en el cuerpo y tienen miedo. Tanto que, aunque relatan los hechos sin problema, prefieren no salir en ninguna fotografía a instancias de la esposa y la hermana, respectivamente.

«Como non imos ter medo? Quixérono matar!», relata asustada la hermana de J.A.G.I., el vecino agredido, a la que no convence que el detenido haya ingresado en la prisión de A Lama a instancias del juez, que quiso atajar la espiral de delincuencia del pontevedrés de origen luso. «Entran por unha porta e saen pola outra».

De hecho, el cómplice en este y otros robos, perpetrados con la furgoneta de una funeraria, sigue en paradero desconocido para las fuerzas del orden.

Los hechos

Tal como se publicó ayer, Felipe S.D.C. sustrajo el pasado miércoles la furgoneta de una funeraria en Marín, que había quedado con las llaves puestas. Horas después y acompañado de un cómplice al volante, trató de atracar un estanco en Lalín haciéndose pasar por un empleado de la funeraria que iba a entregar unas flores para un entierro y preguntando por la casa del cura. Actuó sin armas, sin violencia y a cara descubierta, pero la estanquera, prevenida, lo amenazó a él y a su acompañante con un cuchillo, por lo que arrancaron hacia el Sur de la provincia.

La siguiente parada fue en Cuntis y las víctimas del suceso contaron ayer lo ocurrido, después de que ese mismo día, una vez que pudieron respirar, denunciaron los hechos ante la Guardia Civil.

Casa Ferrín es una antiguo establecimiento de hostelería que en la actualidad funciona como estanco, en Meira, al pie de la carrera de Moraña. «Era á noitiña e chegou un home preguntando por un chisqueiro. Vendinllo por 80 céntimos e marchou», explica Antonio Ferrín, dueño del estanco. «Xa tiñan a furgoneta escondida, viñan vixiar», continúa Manuel Chacón, uno de los vecinos que vivieron el caso en primera persona. «Se non chego a vir eu desvalixábano. Danlle un golpe ou algo. Xa tiñan aberta a porta da furgoneta». La esposa de Ferrín le da la razón. «Xa me mataban no sitio». Chacón cuenta que cuando llegó al estanco a comprar tabaco vio el vehículo de la funeraria aparcado encima de la acera, con la puerta lateral abierta. «Preguntáronme pola capela de aquí porque querían meter unhas flores para unha defunta e díxenlles que non tiña a chave». El anciano incluso insistió en que le dijesen el nombre de la fallecida, lo que hizo que el conductor perdiese los nervios. Díxolle ao tipo «¡A mí no me toques los cojones, que quiero irme a casa!».

«Entón saíu Antonio e díxolle que seguramente quererían ir aos Milagres de Amil e preguntáronme se ía con eles. Díxenlles que eu alá non ía nin andando, menos con eles». Manuel entró en el local y en plena charla escucharon unos gritos de auxilio y un «acudídeme que me matan!».

Un destornillador

«Vin buscar tabaco na bicicleta e vin a furgoneta aparcada. Pensei que había morto», relata J.A.G.I. «Entón apareceume o tipo preguntándome se era de aquí e se ía á capela con eles. Díxenlle que non».

Fue entonces, al seguir su camino, cuando este vecino sufrió la agresión. «Pegoume un puñazo no nariz, empuxoume e caín da bicicleta. Ameazoume cun ‘destornillador’ e tiven que defenderme. Conseguín quitarllo e agora teno a Garda Civil. Non me mataron porque llo quitei, pero o ‘acojone’ leveino eu». Los ladrones huyeron sin botín. Días después identificó a Felipe como su agresor en unas fotografías que le enseñó la Benemérita.

Manuel Chacón sospechó desde el primer momento, aunque reconoce que tuvo suerte. «Onde carallo van cun ramo de flores tirado no chan da furgoneta? Se en vez de coller unha cervexa colle unha machada dáme na cabeza».

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