Monago, Feijóo y Herrera, los barones que plantan cara a la ley del aborto

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acudía hoy a la primera reunión del PP del año con la idea de hablar de recuperación económica, marcar la ruta para las europeas y volver a advertir de que no habrá consulta catalana. Pero por el camino se ha encontrado con la reforma de la ley del aborto.

Él no ha sacado el tema, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, tampoco, pero esta vez los barones no han sido tan comedidos como en otras ocasiones -habitualmente sólo hablan de un asunto si el jefe lo comenta antes- y han puesto sobre la mesa esta ley que también tiene detractores dentro del PP.

De abrir la veda se ha encargado el presidente extremeño, José Antonio Monago. No en vano ha sido, hasta ahora, el más explícito entre los populares criticando la reforma y ayer mismo protagonizó un duelo mediático con el valenciano Alberto Fabra, que le instó a dar la cara en esta reunión.

Monago ha recogido el guante. Y ha sido el primero de un grupo de dirigentes que, con posiciones más o menos críticas, han dado a entender al presidente que, aunque sea complicado, esto del aborto hay que hablarlo.

La política debe hacerse "para las personas como son, no como deberían ser", ha sugerido Monago parafraseando a un ministro alemán, para después pedir a Rajoy que trate de buscar consenso en un asunto tan delicado como éste.

Un reclamo al que se han sumado los otros dos barones abiertamente críticos: el gallego Alberto Núñez Feijóo y el castellanoleonés Juan Vicente Herrera.

Y como no podía ser menos, también ha tomado la palabra una histórica en esto de ir a la contra cuando se trata del aborto: Celia Villalobos.

Sin rodeos, la vicepresidenta del Congreso ha pedido a Rajoy que permita libertad de voto cuando se vote el proyecto de ley.

En principio lo tiene difícil: Cospedal ya ha dicho en la rueda de prensa que "hoy por hoy" el partido no se lo plantea, y ni Rajoy ni otros en la reunión han respondido a su ruego.

Tras escuchar a unos y a otros -incluido el riojano Pedro Sanz, contrariado porque la interrupción del embarazo eclipsara el mensaje económico y electoral-, Rajoy ha entrado, finalmente, en el tema.

Como había hecho previamente el "padre" de la reforma y ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, el presidente ha defendido el proyecto de ley, ha recordado que es un compromiso del partido y después ha cedido a las peticiones y ha prometido que la reforma se hablará dentro del partido.

Eso sí, les ha dado un toque a todos y les ha pedido que dejen de polemizar en público sobre este asunto.

Le han hecho caso, al menos al salir de la sede del PP; pocos se han vuelto a mojar con el tema y la mayoría se ha empeñado en asegurar que el aborto no causa ni causará fisuras en el partido.

María Dolores de Cospedal, por su parte, se abstenía de dar su opinión personal sobre este texto y, en concreto, sobre la eliminación del supuesto de malformación del feto y recordaba a los periodistas que cuando habla desde el estrado de la calle Génova lo hace como secretaria general.

Al final, el primer Comité Ejecutivo Nacional de 2014 ha sido uno de los más largos de los últimos tiempos y ha tenido como protagonista un debate que los convocantes no tenían intención de tratar.

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