Seis de los 22 calderones que vararon esta mañana en el puerto coruñés de Bares, en el municipio de Mañón, han muerto en la playa, indicó a Efe Alfredo López, portavoz de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos de Galicia (Cemma), que ha movilizado medios y voluntarios para tratar de salvar a los 16 ejemplares que siguen vivos.
La Cemma sospecha que el macho de más edad del grupo, el que normalmente hace de guía, se desorientó y acabó varando en la orilla y arrastró detrás a todo el grupo en el que se contaban varios machos y hembras, de hasta 4,5 metros de largo, y media docena de crías.
La bajamar los dejó atrapados en el puerto de Bares, con pocos centímetros de agua, y acabaron agolpados sobre la arena.
Un vecino llamó a las 06:40 horas al 112 para advertir de que había visto a un grupo de calderones muy cerca de la playa.
Durante toda la mañana, unas 60 personas entre vecinos y voluntarios de la Cemma y Protección Civil, junto a agentes de la Guardia Civil en la comarcal de Ortegal y del GES, Grupo Supramunicipal de Emergencias de la comarca, han trabajado para mover a los cetáceos.
Alfredo López indicó que seis de ellos ya han muerto. Otros tres siguen varados en Bares y los 13 que han logrado reconducir mar adentro vararon por segunda vez a media tarde al otro lado de la ría, en la playa de O Vicedo, Lugo.
Para tratar de ayudar, los vecinos de Mañón cargaron con cubos de agua, mangueras y trapos húmedos para mantener hidratados a los cetáceos y protegerlos del sol y las altas temperaturas.
Voluntarios se metieron en el agua con neoprenos o bañadores para empujar a los calderones, que suelen pesar unos mil kilos.
Para rescatar a los cetáceos se han movilizado medios acuáticos (lanchas y zodiacs) de Salvamento Marítimo, tanques de agua y un pequeño tractor para remolcar los cadáveres.
La Cemma tomará muestras de los ejemplares muertos para tratar de localizar al macho guía y determinar qué pudo pasar.
El calderón es un mamífero de la familia de los cetáceos odontocetos, más grande que un delfín, que se alimenta básicamente de calamares y puede alcanzar los 5 metros de largo en el caso de un macho adulto.
Concretamente, explica López, estos eran calderones tropicales cuyo hábitat natural son las islas Canarias, Azores y Madeira.