Municipales muy generales

técnicamente las elecciones municipales en España siempre son generales, porque se celebran en todo el territorio, frente a las parciales, como las autonómicas gallegas, catalanas o vascas, que se limitan a un ámbito concreto, como ocurre también cuando es preciso repetir la votación en alguna circunscripción. Sin embargo, en España se les llama coloquialmente generales a las elecciones al Congreso de los Diputados, en las que se decide la composición del Gobierno.

Y anoche empezó la campaña de unas elecciones municipales muy generales, las más generales desde 1995, cuando el PP logró la victoria que le abrió las puertas de la Moncloa. La profunda crisis económica que sufre España y el drástico giro en la política económica que impusieron la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional hace un año a Zapatero provocan que en las urnas del 22 de mayo se vayan a ventilar muchas más cosas que las estrictamente locales.

En este contexto, la dinámica política gallega, por lo general bastante más influyente en los comicios municipales de lo que se suele pensar, tiene un peso más reducido. La desigual pugna de Feijóo y los Vázquez (Pachi y Guillerme) no parece muy determinante en el desenlace del 22 de mayo en las ciudades gallegas, frente a la incidencia que puede tener el mayor o menor impulso del cambio político en España.

Sin embargo, el desenlace electoral sí repercutirá profundamente en la evolución de la política gallega. Feijóo se juega seguir siendo un barón emergente en el PP, en un momento en el que van a aparecer más valores en alza, como Cospedal. Quizá por eso, como las encuestas no acaban de sonreírle, se excitó tanto el miércoles en el Parlamento ante un Pachi que hizo un discurso con aires de despedida preventiva, pues disparó toda su artillería, por si acaso el 22-M lo sepulta, algo ahora mismo poco probable. Y en el Bloque Nacionalista Galego, Guillerme va a volcarse en su quizá quimérica lucha por ser el próximo candidato nacionalista a la presidencia de la Xunta.

En Galicia todo parece en el aire. Por primera vez desde el año 1983 ni siquiera está del todo claro quién va a ser el próximo alcalde de A Coruña, aunque el socialista Losada tenga más probabilidades de repetir que el popular Negreira de desbancarle.

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