''A nós póñennos un chanzo e xa está''

Paulo Fontán lleva desde el año 2007 en la presidencia de la Asociación Amistad, que lucha desde hay 25 años por la integración de las personas con discapacidad. Aunque es positivo respeto a los logros conseguidos ata el momento en la asociación y en general en la ciudad, su actitud es la de quien permanece atento porque aún quieta mucho por hacer

Aunque nacido en Barro, Paulo Fontán conoce bien Pontevedra, ciudad en la que vive y en la que le gusta, cuando sus ocupaciones se lo permiten, pasear por el casco viejo. Puntual en la cita tras una reunión en el Ayuntamiento, nos encontramos en una soleada Plaza de Mugartegui que invita a la tranquilidad. "Aquí podes ir tranquilo, o resto das prazas son máis frecuentadas porque cadran máis de paso e están cheas de terrazas".

No obstante, reconoce que desde que la Asociación Amistad, a la que se dedica ahora a tiempo completo, se trasladó a Monte Porreiro no visita la zona tan a menudo. Las nuevas instalaciones de la asociación abrieron en 2007, coincidiendo con su llegada al cargo de presidente, pero en realidad Fontán lleva ya mucho tiempo vinculado a la entidad, que lucha por la plena integración social de las personas con discapacidad en todos los ámbitos.

Con la llegada del local y de la actividad fija y constante tuvieron la posibilidad de contratar personas que lo coordinan y gestionan todo. "Dende o punto de vista da asociación non temos cargos remunerados, senón que o meu traballo é coordinar o centro de día". Pero no siempre fue así, ya que "dos primeros contactos ben debe facer 15 anos", recuerda. Cuando comenzó a colaborar y participar cómo socio lo hizo compatibilizándolo con otras actividades.

Estudió primero un ciclo de informática que no llegó a convencerlo, para después diplomarse en Gestión y Administración Pública. Después trabajó un par de años en la empresa de su padre, en recursos humanos, pero llegado el momento se decidió por su trabajo actual, del que parece sentirse orgulloso. Y razones no le faltan, porque la agrupación cumple ya un cuarto de siglo.

"Hai 25 anos había unhas necesidades, digamos imperiosas, que agora non o son tanto. Antes se nunha familia había un discapacitado escondíano na casa, e xa nin se pensaba en que estudara ou traballara. Agora esforzámonos máis ben polo ocio, polo turismo, pola cultura, polo deporte". En cuanto a esto último, él mismo comenzó hace poco, tras probar con un amigo, a practicar tiro olímpico y cuenta que un buen ejemplo del que quieta por conseguir es que, aunque el medallero olímpico español no es nada en comparación con el paralímpico, este aún no se promociona lo suficiente.

Su forma de hablar es muy clara, con ejemplos muy lógicos. El raro es que las cosas no sean cómo él dice que deberían ser. "Se unha persoa con discapacidade quere ir, eu que sei, a Marina D´Or, pois igual non pode. Igual alí dinlle que si e ó chegar atópase con que non pode entrar nalgúns lugares, ou que non pode facer as excursións opcionais porque non están preparadas para as persoas con mobilidade reducida". Y en impedir ese tipo de situaciones es en el que se centra su labor.

Además de trabajar en Monte Porreiro, Fontán decidió hace unos meses instalarse en el barrio con su chica. Y eso que están las cosas difíciles para independizarse.

Pero para él el reto, tanto a nivel personal como dentro del ámbito de la asociación, segue a ser la sensibilización de la sociedad con las discapacidades, de todo tipo. "Queremos concienciar de que somos xente normal".

¿Y Pontevedra está concienciada? Recuerda entonces el episodio de un amigo suyo, al que hace unos años se le negó la entrada a un pub con la disculpa de que estaba muy lleno mientras otras personas seguían accediendo al local. Hubo denuncia y sanción al negocio, pero no parece ser algo habitual. "Non é que unha persoa en cadeira de rodas, por exemplo, se vexa discriminada de forma directa. Pero nós temos a discriminación silenciosa de que nos poñen un chanzo e xa está".

Pese a todo, la visión de Fontán dista mucho de ser negativa. Cuenta que tuvo el accidente que lo dejó parapléjico a los 17 años, y que los años siguientes tuvo que pasar revisiones en Barcelona. "Ao principio cando marchaba e volvía aquí notaba moito a diferenza. Pero xa as últimas veces pensaba: pois xa podía Barcelona aprender de Pontevedra. Porque alí teñen moitas rampas, pero aquí están ben feitas".

Los errores en materia de movilidad urbana vienen de varias frentes. En primer lugar de la propia legislación, que Fontán no duda en criticar. "A lei galega non é esixente, e a estatal, que é posterior, pon uns prazos moi laxos: creo que non é ata 2021 cando se contempla que todos os espazos teñen que estar adaptados".

Se nota además el esfuerzo por conseguir el apoyo de la clase política, porque la ley deber a eliminar barreras, pero "se algo está mal construido e dende un concello se lle da a licenza igual...". Y de los técnicos municipales, que deberían conocer cómo se hace una rampa "pero non é moi habitual", bromea.

Por este motivo su pensamiento es que hay que estar siempre pendientes, siempre alerta, aunque haya que visitar personalmente las obras. A nivel urbano está contento, aunque se tiene que criticar algún error hazlo. Porque llegar la esta situación "traballo nos levou e non podemos distraernos".

Aunque no todo es trabajar. Una asociación por la integración de los discapacitados no cumple 25 años todos los días, y de alguna manera había que celebrarlo. El día 20 fixeton un acto en el Pazo de la Cultura, y para después del verano proyectan hacer una exposición que recoja su recorrido, además de las actividades de ocio que normalmente llevan a cabo y que cuentan con una gran demanda.

Unas actividades que están un poco en suspenso, siempre pendientes de la concesión de subvenciones u otro tipo de financiación.

La accesibilidad en la ciudad mejoró mucho. "Xa podía Barcelona aprender de Pontevedra, aquí as rampas están ben feitas".

Buena relación con la política local

Paulo Fontán logró mantener el diálogo abierto con los políticos, algo en el que la Asociación Amistad siempre destacó. La colaboración con el Gobierno pontevedrés y con los técnicos municipales que allí trabajan permitió muchos avances, sobre todo en la zona monumental en cuanto a movilidad.

Además, la agrupación que preside también trata con otras asociaciones locales y comarcales que pertenezcan al campo del social.

"Nós atendemos todo tipo de discapacidades, non discriminamos negativamente. Pero se vén unha persoa con, por exemplo, síndrome de Down, e non somos quen de darlle a resposta adecuada derivarémola a quen si lle ofreza ese servizo", asegura.

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