Nueva Batasuna, misma ETA

después de la presentación de la nueva marca de Eta/Batasuna sólo queda la prueba del nueve. Si las listas blancas surgidas de esta original puesta en escena concurren en las próximas elecciones municipales de mayo, sin duda significa que había un plan preconcebido del que estaban al tanto el Gobierno y otros partidos políticos. Porque permitir jugar en el Estado de Derecho a estos batasunos que, según las leyes españolas forman parte de Eta, vuelve a ser otra trampa sin paliativos con la que los demócratas se engañan a si mismos. Permitir la legalidad de quienes condenan la violencia futura pero no pasada, permitir que se beneficien de la generosidad de la Constitución quienes son parte de una banda armada que no entrega las armas y no desaparece huele a reincidencia, a tropiezo en la misma piedra. Hay más de 900 razones para desconfiar de la nueva marca de Batasuna (Sortu) que sigue calificando el terrorismo como «violencia política». Son las casi mil víctimas de la banda asesina, cuyos atentados jamás condenó este conglomerado al que llaman izquierda abertzale cuando policía, jueces y fiscales dicen que es Eta. Hay otra razón añadida para desconfiar de este calculado paso político. Y no es otra que la burla de las pasadas elecciones municipales en las que unas listas no y otras si fueron autorizadas a presentarse bajo el amparo de la fiscalía del Estado en plena negociación Gobierno-Eta. Hay una razón jurídica para pensar que el objetivo es burlar de nuevo la ley de partidos para acceder a las subvenciones y el dinero público de los ayuntamientos. Y es que los estatutos de esta nueva farsa están hechos para sortear la ilegalidad. Como si los propios amigos de Eta se indultaran a si mismos bajo la inmunidad del alto el fuego, como si hubiera una justificación legal para el infame derramamiento de sangre pasado, como si el regalo de haber permanecido en las instituciones los últimos 4 años justificara el consentimiento y amparo del terror mortal hasta una fecha determinada, como si se blindaran en esa condena de Eta a condición de que les dejen estar en las próximas elecciones. Junto a todo ello, también hay una razón social para no creer en propuestas de enmienda bajo tregua con condiciones. Y es el calendario electoral y político que comparte intereses tanto en el lado ilegal de Eta como en el lado legal de ciertos demócratas. Hay una razón moral para desterrar cualquier esperanza real. Y son las familias de los muertos, de los extorsionados, de los acosados y desterrados por la amenaza terrorista. Y hay una razón final para no creer a los etarras ni a quienes les dan palmaditas en la espalda para que sean buenos chicos, pobrecitos, tan persuadidos ellos por un arrepentimiento de pega y pose electoral. Me refiero a la posibilidad real de que estén en las próximas elecciones. Esa si será la prueba de la verdad, el detector de mentiras que delate a unos y otros ante el evidente compadreo que el falso proceso de paz llevó a Gobierno y Eta a un callejón sin salida. No nos engañemos: la nueva Batasuna es la misma Eta de siempre.

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