La sierra de O Farelo, se dibuja en espiral

En Antas de Ulla se encuentra una de las concentraciones más importantes de petroglifos de Galicia, un santuario salvaje plagado de símbolos todavía sin descifrar
Un instante de la expedición realizada en agosto a O Farelo por el colectivo Quercus Sonora
photo_camera Un instante de la expedición realizada en agosto a O Farelo por el colectivo Quercus Sonora

EXISTEN marcas escondidas a lo largo y ancho de la comunidad. En un principio se pensó que la vertiente atlántica era el lugar para encontrarlas en abundancia; luego, con las décadas, fueron apareciendo estas figuras en el interior. La sierra de O Farelo, Antas de Ulla, se encuentra en estas líneas de costura entre provincias y posee uno de los yacimientos más interesantes de petroglifos de la geografía gallega.

Durante la gran fiebre de los petroglifos de Galicia, el conjunto de Antas de Ulla pasó desapercibido frente a los que se descubrieron en Agolada (Pontevedra), al otro lado de la sierra de O Farelo.

En la ladera lucense de esta sierra se encontraba un "santuario salvaxe", explica Juan Anca, responsable de comunicación de Trivium, empresa que gestiona el Parque Arqueológico de Arte Rupestre de Campo Lameiro, en la comarca de Pontevedra.

Antas de Ulla cuenta con una de las mayores concentraciones de inscripciones circulares de toda Galicia y la más grande de la provincia de Lugo sin discusión y, además, las más "espectaculares", en palabras del arqueólogo de la Xunta Gonzalo Meijide. De 213 estaciones en toda la provincia, más de veinte están concentradas en O Farelo.

La sierra de O Farelo posee uno de los yacimientos más interesantes de petroglifos de la geografía gallega

Sobre la geografía de esta zona de la comarca de A Ulloa se trazaron diferentes marcas que pasaron de las formas geométricas a figuras de cruz parecidas a la forma de un ser humano. Muchas de estas creaciones se hicieron a lo largo de milenios y son obra de diferentes épocas y culturas, lo que ayuda a trazar una especie de "mapa" hasta lo que fue la Galicia cristianizada.

Anca lo compara a llegada del cristianismo y Santiago Apostol y su relación con el fin del paganismo en Galicia, esos "adoradores de árbores e pedras". Así, también algunas de estas marcas llegaron a cristianizarse, convirtiendo las figuras geométricas de los antepasados en cruces latinas.

Galovart sigue la arqueastronomía, un método de estudio consolidado en países como Reino Unido y Egipto

EN BUSCA DEL SIGNIFICADO. El significado continúa sin estar claro después de décadas de investigación. Algunas de las concepciones originales sobre su distribución son cosa del pasado con petroglifos apareciendo en zonas del interior como la Ribeira Sacra. Muchas de estos petroglifos aparecen en zonas en los que antiguamente existían ríos navegables.

Después de milenios a la intemperie, algunos investigadores han pasado de mirar al suelo en su búsqueda a observar al cielo para encontrarles un significado.

Jose Luis Galovart empezó a investigar arte rupestre hace casi dos decadas. Este profesor jubilado de matemáticas de Vigo se unió a la búsqueda de significado en virtud de su interés por estas figuras. "Al principio era uno más", explica Galovart, pero en 2009 sus investigaciones sobre el laberinto de Mogor (Marín), causaron revuelo al abrir la línea de interpretación astronómica de los petroglifos.

El vigués asegura que comprobó entonces que este petroglifo marca una línea con el equinoccio actual, el oeste estricto, teniendo en consideración los grados de desviación entre el equinoccio de hace unos milenios y el que tenemos ahora.

Galovart sigue la arqueastronomía, un método de estudio consolidado en países como Reino Unido y Egipto, donde las construcciones antiguas tienen una fuerte relación con la bóveda celeste. Esta corriente busca la relación entre las obras creadas por el hombre y su entendimiento del cielo: constelaciones, equinoccios o alienaciones. Para ello, el jubilado observa el petroglifo, pero también el paisaje.

 "Los arqueólogos no saben mucho de astronomía", explica Galovart, de ahí la necesidad de seguir colaborando con expertos en otros campos

El investigador recuerda los petroglifos de O Farelo como un "conjunto absolutamente sorprendente", aunque todavía no ha podido hacer la investigación del paisaje debido a que la sierra se encuentra a bastante distancia de su casa.

El antiguo profesor de matemáticas llama a los petroglifos "protorrelojes de sol", no miden horas, pero sí podrían marcar espacios temporales como los solsticios y equinoccios, el movimiento del astro rey.

Para Galovart estas marcas podrían servir para hacer algún tipo de "ritual" relacionado con estas posiciones del sol y la duración de los días. "No sería un calendario práctico, sino ritual", resume el investigador.

El vigués entiende "la resistencia que existe" en el entorno académico a esta clase de lecturas, pero opina que sería interesante que otros académicos se uniesen a esta línea de investigación. "Los arqueólogos no saben mucho de astronomía", explica Galovart, de ahí la necesidad de seguir colaborando con expertos en otros campos.

El profesor de la USC y arqueólogo Ramón Fábregas conoció los petroglifos lucenses primero por sus hermanos en la parte pontevedresa de O Farelo. La construcción de aerogeneradores en la zona lucense condujo a él y otros investigadores a la zona para realizar una prospección. Durante ese proyecto, Fábregas se sorprendió por la "gran cantidad" de petroglifos, algunos de ellos descubiertos, otros hasta ese momento inéditos.

La mayor parte de investigadores opinan que los petroglifos se dan en un marco temporal entre el 3.500 a.C. y el 2.000 a.C

Los petroglifos del Campo da Uz, en Antas de Ulla, destacan no solo por su número, sino por la densidad de estaciones en un mismo espacio. Entre ellos se encuentra el segundo petroglifo más grande de Galicia.

El investigador no puede hablar de alineaciones astrónomicas, pero sí de su experiencia y su conocimiento profesional. El experto opina que el problema de "tirar líneas" en figuras de este tipo es que puedes encontrar alineaciones astronómicas donde no las hay o encontrarlas de casualidad.

Fue el caso de Stonehenge, Inglaterra, donde se encontraron alineaciones con los solsticios no sin antes pasar por otras numerosas teorías falsas fruto de la falta de rigor.

La mayor parte de investigadores opinan que los petroglifos se dan en un marco temporal entre el 3.500 a.C. y el 2.000 a.C. por pequeñas agrupaciones de agricultores y ganaderos en aldeas, aunque puede que incluso no estuviesen "de forma permante" en un mismo sitio, trasladando su residencia cada ciertas décadas.

Se conoce el marco temporal en el que se crearon estos petroglifos y también las sociedades que los tallaron, la duda recae entonces en su función e intencionalidad. Fábregas insiste en que "no nos han dejado un libro" con el que leer sus intenciones, pero sí se pueden ir descartando funciones.

Las serpientes de Galicia se esconden en las montañas, en las roscas en lo alto de O Farelo

Para el arqueólogo está claro que estos motivos no son un simple "arte por el arte". "La finalidad puramente estética es muy, muy improbable", explica el arqueólogo, que apunta a que este tipo de marcas artísticas en el entorno corresponden a sociedades modernas.

"Las sociedades antiguas, y no digamos ya las muy antiguas, no establecían esa diferenciación entre lo que serían las manifestaciones artísticas", continúa Fábregas, "y todo tipo de consideraciones de tipo astronómico". A esto se añadirían razones económicas como los ciclos agrícolas.

El arqueólogo también pone sobre la mesa la posibilidad de que petroglifos como los de O Farelo tuviesen una función religiosa para indicar el lugar adecuado para las ceremonias o incluso una función política para delimitar el territorio.

San Patricio libró a Irlanda de las serpientes, el paganismo, mientras que las serpientes de Galicia se esconden en las montañas, en las roscas en lo alto de O Farelo, esperando su momento.

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