O Morrazo en los días del golpe franquista

Polígono de tiro de Marín (esquerda) e os represaliados Antonio Blanco, Augusto Afonso, Francisco Piñeiro e Manuel García (de arriba a abaixo, no sentido das agullas do reloxo). c.m.
photo_camera Polígono de tiro de Marín (esquerda) e os represaliados Antonio Blanco, Augusto Afonso, Francisco Piñeiro e Manuel García (de arriba a abaixo, no sentido das agullas do reloxo). c.m.

¿Cómo fueron los días del golpe franquista en O Morrazo? Sobre este asunto tratarán el domingo en Bueu el historiador Xosé Álvarez Castro, que presentará su libro ‘Pontevedra en los años del miedo'; el investigador de Marín Celso Millar, y el ex-alcalde de Bueu y miembro de la Asociación de Amigos de Johán Carballeira, Xosé Novas, en el homenaje anual que este último colectivo celebra por estas fechas.

Según el relato de los ponentes, con la llegada de las fuerzas franquistas a Pontevedra el 18 de julio de 1936, las milicias republicanas de las villas de la provincia se movilizan para evitar la toma del poder por parte de los golpistas. En O Morrazo, Bueu cuenta con una importante representación local del Partido Galeguista y, en Marín, el comité de defensa creado para atajar la situación estaba compuesto principalmente por gente de la UGT (que se conocía como Federación Obrera), junto con los socialistas. En la villa marinense destaca la gran sociedad de canteros movilizados, que eran la columna vertebral del movimiento obrero, al igual que los carpinteros, los maquinistas y los fogueiros, «que estaban bien organizados».

Las noticias del levantamiento en África del Ejército el día 17 llegan al sur de Galicia el 18. En el Gobierno Civil de Pontevedra se forma un comité de defensa de la República integrado por las diversas fuerzas de la Frente Popular y se mantiene contacto con los ayuntamientos, entre ellos el de Bueu, «para que estén alerta sobre lo que pueda suceder».

«La idea es no hacer actos que den excusas para que los militares salgan a la calle». En estos días se procede a la confiscación de armas y a hacer registros en domicilios de significados progolpistas por si tenían armamento, y en Bueu también se confiscan armas. El 20 de julio se organiza en esta villa marinera una expedición, dirigida por el teniente de alcalde Francisco Piñeiro, con camiones, coches y las armas incautadas para ir a defender el Gobierno Civil ante la amenaza del golpe. Todos pasan, pero uno de estos vehículos es interceptado en Marín por los marinos del Polígono de Tiro Jaime Janer, que ya se habían pronunciado a favor de la toma franquista. Esto hizo que parte de los morracenses movilizados regresasen escapados a pie a Bueu.

Marín, que tenía la base militar situada en el actual emplazamiento de la Escuela Naval, se caracterizó por su importante movimiento sindical de obreros, «equiparable al de cualquiera de las ciudades gallegas, incluso más que el de Ourense». A cuyo objeto hubo una represión grande, que acabó con doce consejos de guerra y con diez fusilamientos, entre ellos el del alcalde socialista José Blanco Solla, explica Millar.

Entre los días 18 y 20 se vive ya la represión en la villa marinense (los militares tardan un poco más en llegar a Bueu).

En la localidad buenense, a partir de que se conoce que se produce el golpe el día 18, el teniente de alcalde Francisco Piñeiro Barreiro (el alcalde Johán Carballeira estaba en Madrid negociando diversos asuntos sobre la pesca de la sardina) toma las primeras medidas en función de lo que ordenaba el Gobierno civil, fundalmentalmente detectar más explosivos, a ser posible en domicilios de personas sospechosas de ser progolpistas y falangistas. «Ahí se reúnen las fuerzas críticas de la Frente Popular, principalmente las juventudes, y el lunes 20 se incorpora Carballeira», explica Xosé Novas. «Entonces se produce toda una movilización de gente hacia Pontevedra, y ya a lo largo del día se empiezan a producir viajes en camiones, en autobuses y en diferentes automóviles, desde la mañana hasta las seis de la tarde, para la movilización convocada por la República ». En Marín, en el campo de tiro Jaime Janer, se montó un puesto de control que paró al último vehículo que salió de Bueu. Pasaron todos los camiones, menos este. «Después, una vez que se lanzan las octavillas diciendo que habían vuelto para casa, unos vienen por el monte, otros en vehículos, otros cambian de ruta, de una manera achantada, pero acaban viniendo todos con la máxima discreción posible, salvo el teniente de alcalde, que ya queda preso en Pontevedra. Lo prenden en la Escuela de Magisterio, que se convirtió en una prisión, en la que estuvo Bóveda también, lo dejan allí y luego lo quitan 'a paseo'».

La primera víctima mortal que se produce en Marín en esas fechas, concretamente el día 20, es un marinero de unos veinte años, Daniel Pereira Figueroa. Unos falangistas lo llevan al calabozo del Ayuntamiento a la noche y le pegan «tal paliza que lo dejan ya muerto», señala Celso Millar.

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