Otra vez pendientes del agua en O Salnés

La comarca afrontará otro verano contando con un solo depósito ►La Xunta hace oídos sordos a las peticiones de la Mancomunidade
En Treviscoso (Cambados) se almacenan diez millones de litros de agua y el consumo diario de la comarca es de 30
photo_camera En Treviscoso (Cambados) se almacenan diez millones de litros de agua y el consumo diario de la comarca es de 30

Los ocho municipios de la comarca de O Salnés cuyo suministro de agua potable se realiza desde las instalaciones situadas en Treviscoso (Cambados) volverán a estar a expensas de que no se produzca ninguna avería, porque este servicio seguirá dependiendo de un único depósito, ya que la Xunta de Galicia sigue haciendo oídos sordos a las reiteradas peticiones realizadas por al Mancomunidade.

La última constatación fue una entrevista entre el presidente de la institución comarcal, Gonzalo Durán, y la conselleira de Medio Ambiente Beatriz Mato. "Los proyectos están en marcha, pero a nosotros se nos hace muy tarde porque la situación es la que es", advirtió entonces el también alcalde de Vilanova.

POCA LLUVIA. Después de un invierno en el que llovió poco y una primavera en la que se mantiene la tendencia, el caudal del Umia es anormalmente escaso en esta época del año, y en este sito está situada la captación, a la altura de la localidad de Pontearnelas.

Diez millones de litros están almacenados en el depósito de Treviscoso, cuya superficie es similar a la de un campo de fútbol, cuando se encuentra al límite de su capacidad máxima. La distancia entre Treviscoso y Pontearnelas es de seis kilómetros, y la diferencia de nivel entre ambos puntos, de cien metros, hacen necesario que dios bombas estén funcionando permanentemente durante la temporada alta, entre los meses julio y septiembre.

Tienen una potencia de 340.000 watios y su consumo equivaldría al de 9.000 televisores. La fuerza que generan transporta hasta 30 millones de litros de agua monte arriba para llegar los depósitos tres veces por día cuando el consumo así lo exige.

Solo así es posible disponer del agua necesaria para cubrir las necesidades de los vecinos de Vilagarcía, Vilanova, Cambados, Meis, A Illa de Arousa, Meaño, Ribadumia y O Grove, que se multiplica en el período estival por la afluencia de miles de visitantes.

Sanxenxo también la recibe a través de Pontevedra, mientras que a Vilagarcía llega a través de otros dos conductos, los que están situados en el embalse de O Con y en el río Ulla.

O Grove es el principal consumidor, por delante de Sanxenxo, Cambados y Vilanova. A continuación figuran Ribadumia, A Illa de Arousa, Meaño y Meis. La demanda de Vilagarcía es mínima y no alcanza una medias del 2% anual, mientras que A Toxa cuenta con una captación propia en el Umia.

Cuando se produjo el incendio en la fábrica Brenntag, situada en Caldas de Reis, la repercusión inmediata de ests suceso fue la contaminación del río Umia por sustancias procedentes de al empresa, situada muy cerca de sus márgenes, lo que obligó a la Xunta de Galicia a poner en marcha un operativo urgente con la finalidad de impedir que el agua contaminada llegase hasta la captación de la Mancomunidade.

Este objetivo fue conseguido mediante una obra que permitió desviar el cauce del río, a la altura del puente de Baión, y obligó a restringir el consumo de agua en la comarca durante varios meses. La Xunta de Galicia anunció entonces la ejecución de diversa obras para acondicional el cauce que sufrió un notable deterioro.

RELEVO. Entre las propuestas figuraba la construcción de una senda, que no llegó a realizarse. Llegaron las elecciones autonómicas y el Partido Popular relevó al bipartito formado por el PSOE y el BNG de la Xunta de Galicia.

A partir de entonces, el alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, se entrevistó con varios conselleiros para solicitarle la construcción de un nuevo depósito, argumentando que contar con esta infraestructura permitiría a la Mancomunidade poder hacer frente a una situación de emergencia, si volviese a producirse.

El regidor, que entonces no presidía la institución comarcal, mantuvo que lo más lógico era destinar una parte de los fondos del Plan Umia, aprobado por la Xunta, para este objetivo. Sus gestiones no tuvieron éxito.

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