Outubrofest y el jersey amoroso

Demetrio Gómez hizo historia este fin de semana en el Outubrofest. Demetrio es el concejal de Xuventude y Rock&Roll. Pues es el primer concejal desde los tiempos de Tristán de Montenegro que ha hecho algo por los ciudadanos de Pontevedra: darles de beber cerveza. Ya era hora. Mejor nos iría si el resto de los concejales siguieran su ejemplo y dedicaran su tiempo libre a servir cerveza a sus administrados. Demetrio se puso detrás de la barra y se pasó toda la noche poniendo pintas. Eso es vocación de servir al pueblo con acciones concretas encaminadas a conseguir su bienestar y lo demás es palabrería. Yo le compré a Demetrio tres pintas y salí de ahí en estado de bienestar. 
Se trataba, como todos los años, de recaudar fondos para el Pontevedra Rugby Club, y con ese afán acudieron también el alcalde de Cotobade, Jorge Cubela y nuestro concejal César Abal. Ellos no servían cerveza. Se la bebían, que es otra manera de ayudar al Pontevedra Rugby Club. 
Cubela llevaba un jersey amoroso. Se apreciaba a simple vista el tacto del jersey del alcalde y era un tacto amoroso. Abal reparó en el detalle y apesadumbrado se quejaba de que Cubela llevaba un buen jersey mientras él vestía una camisa indigna de un leñador. Tenía razón. La camisa de Abal, probablemente confeccionada en Bangladesh, desentonaba con el jersey de su compañero de partido. Más que envidia, Abal transmitía desconcierto. Pero la vida es así, le dije: Cubela es alcalde y tiene una dedicación. Eso le permite sufragarse un jersey amoroso, mientras que usted es un concejal en paro y sin dedicación, lo que le convierte en un ciudadano de segunda como casi todos los demás, que también llevamos camisas de Bangladesh. 
La clase política se viste en Pontevedra de un gusto como mínimo cuestionable. Ya no hay elegancia. No hablo de las mujeres, no por hacer distinciones de género, sino porque ellas visten mejor. Entre ellos, los que pueden pagarse un jersey amoroso, que son los que cobran, prefieren las camisetas reivindicativas. Véase a Demetrio, que más que como un concejal se viste como un camarero de cuando los del Revira tenían un bar. Por su parte, los que quieren vestir bien, vestir como un alcalde de Cotobade, no pueden permitírselo porque no cobran. Un jersey como ése hay que ganárselo en las urnas, señores míos, como se lo ganó Jorge Cubela. También es verdad que en Cotobade se viste mejor por lo general, pues el otro alcalde, Manoel Loureiro, es un señor elegante en formas y en fondos. 
Pero aunque Abal es el concejal del PP de Pontevedra que más trabaja, no tiene un jersey amoroso porque no tiene ni media dedicación. Su única opción de alcanzar su sueño pasa por encontrar trabajo fuera de la política o por una mayoría absoluta. A fin de cuentas, Abal no se metió en política para comprarse un Maserati, pero también es verdad que con lo que gana un concejal del PP uno no puede ni pagarse honradamente un jersey amoroso. Ello nos llevaría de vuelta al consabido tema de las dedicaciones que perdió el PP. Dejando de lado por el momento la cuestión menor del jersey, me pregunto si algunos en el BNG o en el PSdeG no piensan alguna vez que un concejal que trabaja muchas horas cada día como Abal merecería cobrar algo. Supongo que un rescoldo de compañerismo habrá por ahí, aunque no se manifieste públicamente. Ya no hablo de una posición política en la que unos y otros se enrocaron; hablo de una posición personal. Me pregunto eso, si algún concejal del grupo gobernante no pensará alguna vez: “Éste trabaja tanto como yo y no ve un duro”. Ni siquiera es cuestión de si un concejal con dedicación gana mucho o poco (bastante) ni de cuántas dedicaciones debería tener cada grupo (pocas), que esa sería otra discusión. Se trata de si consideran justa esa situación de enorme desequilibrio entre compañeros de corporación. 
Volviendo al jersey amoroso, la situación se resolvería fácilmente si Jorge Cubela se ofreciese a prestarle el suyo a César Abal de vez en cuando. Sería la mejor manera de gestionar el problema, máxime cuando visten la misma talla.

Comentarios