Patricia Castelao, la dibujante pontevedresa del niño de Ricky Martin

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La dibujante Patricia Castelao, que ilustró un libro para niños de Ricky Martin, número uno en ventas en Estados Unidos desde su lanzamiento, ha mostrado en una entrevista con EFE su alegría por ello y ha celebrado la oportunidad de poder participar en una experiencia tan enriquecedora para ella.

Patricia Castelao (A Estrada, 1974) acaba de saltar al estrellato en EE.UU. gracias a sus ilustraciones del libro "Santiago, el soñador entre las estrellas", una edición infantil imaginada por el popular cantante Ricky Martin para la que esta gallega ideó a un protagonista rubio de amplia sonrisa.

La ilustradora ha indicado que trabaja "a través de una agencia", la cual contactó con ella por motivos que desconoce, le envió el texto y, a partir de ahí, todos los cambios se han comunicado "siempre a través de los editores". Así fue un trabajo del que reconoce que aprendió.

Esta artista, que vive con su pareja, Marcos, y su hija, Claudia, de cinco años, muestra con un trato cercano y amable el estudio de su domicilio, donde crea junto a Marcos "siempre por ordenador", pues, "cuando piden cambios, es más fácil hacerlos".

"Tener una niña te marca más unos ritmos. Te levantas por la mañana, la llevas al cole, trabajas, cuando está en casa le dedicas un poco de tiempo, y por la noche sigues trabajando. ¡De repente, un día tienes vida social! Esta forma te da más margen, porque no tienes un horario fijo, pero al final todo tu tiempo libre lo dedicas a cosas de trabajo", indica.

Castelao lleva poco más de una década en el mundo de la ilustración, pues en su último año de Medicina se dio cuenta de que eso no era lo suyo y con veintiocho empezó a dibujar, con un primer trabajo remunerado para la editorial gallega Xerais y un acercamiento al mundo de la animación.

Varias experiencias que le hacen pensar que no todo es talento: "El talento es relativo. Hay gente que no dibuja bien, pero sabe contar historias a través de imágenes. Un buen ilustrador no tiene por qué ser un buen dibujante, y un buen dibujante no tiene por qué ser un buen ilustrador".

"A mí me gusta aprender a dibujar, a pintar y contar cosas. Dibujas toda tu vida, no dejas de hacerlo y un día te ves ahí", apunta.

Reconoce que la tecnología hace que el trabajo sea "más rápido", se pueden hacer "los cambios de manera más sencilla y te permite enviar las cosas por internet", aunque en la práctica la decisión entre utilizar los métodos tradicionales y los más modernos "es personal" y no tan importante como saber ilustrar.

"El ordenador no hace nada que no hagas. Muchas veces se dice: 'Bah, está hecho por ordenador'. El ordenador te da ciertas comodidades o cierta facilidad, pero no hace nada que no sepas hacer ni te cubre", señala.

El quehacer diario de una persona que desarrolla su profesión está plagado de prisas cuando llegan trabajos o de largas esperas cuando no los hay, con jornadas que superan las ocho horas y pueden extenderse desde el alba a las cinco de la madrugada.

La ilustradora insiste en la necesidad de defender la profesión, "sobre todo para los que vengan detrás, para que vean que no todo vale", pues ahora mismo "las ventajas que ofrece internet han devaluado muchos trabajos". Por ello, "debe ser el profesional el que decide lo que es una oferta seria y lo que no".

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