Un ingeniero químico volcado en ayudar a los emigrantes más desfavorecidos

Preside desde 2013 la Sociedad Española de Beneficencia de Lisboa, que gestiona una residencia con una larga lista de espera

A sus 80 años, José Aser Castillo aparca poco a poco su faceta empresarial para centrarse en la labor social. Tras iniciar su trayectoria en la Sociedade Nacional de Petróleos, fue directivo de Galp y de la filial lusa de Repsol y fundó la consultora Aserpetrol. Desde 2013, este ingeniero químico industrial preside la Sociedad Española de Beneficencia en Lisboa, una institución centenaria volcada en brindar atención a los ancianos españoles y lusos que carecen de recursos económicos suficientes.

"Me proporciona mucha satisfacción y mi experiencia empresarial me resulta útil", constata Castillo, que hace unos años recibió la Medalla de Oro de Honor de la Emigración por su dedicación a favor de la comunidad española.

En A Cañiza, el lugar del que eran originarios sus progenitores y su abuelo —el primero de la familia en cruzar la Raia para, con el tiempo, abrir una tienda de comestibles—, aún conserva la casa familiar en Parada de Achas, adonde regresa con asiduidad. "Estoy muy orgulloso de mis orígenes y mi familia también; de hecho, mis seis nietos se sienten gallegos y a mi esposa la conocí en A Cañiza. Me gusta decir que soy químicamente puro gallego", se ríe.

De sus tiempos de juventud, el impulsor de la Asociación de Empresarios Gallegos en Portugal recuerda que, pese a vivir en Lisboa, no estudió portugués hasta "después de la carrera". "Me formé en el Instituto Español de Lisboa e hice los exámenes en Salamanca, por lo que aprendí castellano, pero no portugués".

RESIDENCIA. Padre de tres hijos, departe con gallegos hospedados en la residencia que gestiona la sociedad, con capacidad para acoger a 43 personas y una lista de espera de 75. "Hay vecinos de Covelo, As Neves... Recientemente, el hijo de uno de ellos, que tuvo que dejar el centro unos días por problemas médicos, me contó que su padre le repetía, "¡quiero volver a mi casa!", en alusión a la residencia. Eso quiere decir que brindamos calidad de vida", concluye.

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