Piden casi seis años el trabadense que se defendió de las bromas de sus vecinos a balinazos y navajazos

El fiscal solicita cinco años y once meses de cárcel para un vecino del municipio lucense de Trabada, con iniciales B.L.G, que hirió a dos de sus vecinos, a uno de ellos por los disparos que supuestamente efectuó con una escopeta de aire comprimido y a otro con un navaja, por las bromas de las que era objeto durante la noche de San Juan.

Por su parte, la acusación particular pidió para el procesado, en el juicio que se celebró hoy en el Juzgado de lo Penal número 2 de Lugo, una pena de tres años y seis meses de prisión por cada uno de los delitos de lesiones, así como una indemnización para cada una de las supuestas víctimas de 30.000 euros.

Según explica el ministerio público en su escrito de conclusiones, al que EFE ha tenido acceso, los hechos sucedieron en el lugar de Sante, en Trabada, donde "es costumbre en la noche de San Juan realizar bromas entre vecinos, tales como llevarse de las casas carros o carretillas y colocarlos en lugares de difícil acceso".

El fiscal explica que esas bromas las padecen "especialmente los vecinos que más se enfadan por ello", de ahí que el acusado "padecía" todos los años ese tipo de bromas, "con las consiguientes molestias, habiendo incluso sufrido daños en sus propiedades".

Por ello, en la noche de San Juan de 2012, "decidió permanecer despierto para evitar que realizasen actos vandálicos en sus bienes" y, a eso de la una y media de la madrugada, vio "que un grupo de unas veinte personas rondaba alrededor de su casa", por lo que avisó a la Guardia Civil.

También salió armado con una escopeta de aire comprimido y efectuó "hacia la oscuridad un total de cuatro disparos, con ánimo de asustar a los que venían hacia su casa".

Uno de esos disparos alcanzó a un vecino en la región abdominal y, a causa de la herida, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.

Cuando llegaron al lugar los agentes de la Benemérita, a los que el propio acusado había llamado, le "retiraron el arma" y le dijeron que "nada podían hacer respecto de las gamberradas hasta que las mismas se produjeran", mientras que las personas que "rondaban la casa se limitaron a esconderse" y no informaron a los guardias de que una persona había resultado herida por los disparos.

Finalmente, cuando la Guardia Civil se fue, explica el ministerio público, el mismo grupo de personas aprovechó para entrar en la propiedad del acusado y "llevarse un carro de vacas", que acabó "subido al kiosco de la orquesta", en "la plaza del pueblo", a eso de las tres de la mañana.

Al percatarse de lo que había sucedido con el carro, volvió a llamar a la Guardia Civil y se presentó con los agentes en el lugar, pero también entonces, incide el fiscal, los guardias le dijeron que "nada se podía hacer a esa hora".

"Siendo aún noche cerrada", emprendió el regreso a casa caminando, pero "en un determinado momento del camino, tres personas se le echaron encima con la intención de volcarle una tina de llena de agua", por lo que el acusado "echo mano a una navaja que llevaba en el bolsillo y golpeó con ella en varias ocasiones".

A causa de esos navajazos, una de las personas que lo asaltó con la tina de agua, sufrió varias lesiones por arma blanca, por las que también tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.

El fiscal sostiene que la reacción del acusado es constitutiva de dos delitos de lesiones por medio peligroso y, aunque concurre la "circunstancia de eximente incompleta de legítima defensa", pide para él cuatro años de prisión por las lesiones a una de las víctimas y un año y once meses por las heridas a otra.

Asimismo, solicita que indemnice a cada una de ellas con 6.000 euros.

Por su parte, el abogado que representa al acusado informó a EFE de que solicitó la libre absolución, al considerar que se puede aplicar la eximente completa de legítima defensa.

Según el letrado que se hizo cargo de su defensa, "llueve sobre mojado", porque su cliente llevaba "muchos años soportando" esas bromas pesadas y lo había denunciado ante la Guardia Civil, pero no contaba protección.

El fiscal también pide que no pueda acercarse a sus víctimas por un tiempo de cinco años a menos de cuatrocientos metros.

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