Con independencia de que el Concello de Poio acoja uno de los barrios residenciales más caros del entorno de la capital con grandes chalés, de que la hospedería de su emblemático Monasterio de San Xoán sea un monumento de primer nivel o de que la capacidad hotelera del Concello no pare de crecer, todo el mundo en este municipio coincide en que la casa más grande de este Concello es la Casa Rosada.
Los usuarios del centro social, las concejalas de Servizos Sociais de los últimos años, las fuerzas vivas y los vecinos pudieron acudir este sábado a la fiesta del XXV aniversario de este centro. El evento, que se planificó como una fiesta abierta, en la que había sitio para las personas que recurren a los diversos servicios (que van desde la animación cultural hasta el CIM o la educación familiar) se sintiesen protagonistas del día.
"Este sitio es como una medicina. Yo vengo y no necesito ninguna pastilla"
Uno de los momentos más emotivos de la fiesta se produjo justo al inicio, cuando hablaron las responsables de la puesta en marcha de la Casa Rosada. Minutos después representantes de la Corporación y usuarios participaron en la plantación del denominado "árbore do sorriso" un ejemplar que presidirá el jardín del centro y que representa a los ausentes, a las personas que han fallecido en los últimos años, pero que mantuvieron un estrecho vínculo con el centro.
En el acto actuaron el acordeonista Juan Mariño, así como el coro del centro social, integrado por decenas de vecinos y dirigido por Miguel Martínez. El acto terminó con un momento de cumpleaños al más puro estilo familiar, en el que se soplaron las velas que representan los 25 años de vida de este centro. En la jornada se estrenó una película, Somos casa, realizada por Rafael Sabugueiro, que refleja en 80 testimonios el valor de este centro para vecinos, usuarios de cada servicio e incluso para los políticos y técnicos que trabajan en él. "Este sitio es como una medicina. Yo vengo y no necesito ninguna pastilla", dice en un momento emotivo del filme una usuaria, feliz de pertenecer a la gran familia de la Casa Rosada.
