PONTEVEDRA. Los vecinos de Río de Bois, en la parroquia de Samieira, se llevaron ayer un buen susto cuando una densa humareda hizo acto de presencia en las inmediaciones de la Casa do Pobo y del campo de fútbol. Fue allí donde se originó un incendio que, si bien no calcinó demasiado terreno, sí que hizo encender las alarmas de los residentes en la zona, debido a la proximidad de algunas viviendas. La rápida intervención de los brigadistas impidió que las llamas se acercasen a las casas.
El foco fue detectado a las 13.07 horas. Testigos presenciales aseguraron que el incendio se originó poco después de que un desconocido abandonase el lugar de forma precipitada en una motocicleta. "Ía moi rápido e liscou xusto cando empezou a arder o monte", apuntó un joven vecino de Samieira.
Tal y como indicaron fuentes de la Consellería do Medio Rural e de Mar, en los trabajos de extinción participaron un técnico autonómico, cuatro brigadas, tres motobombas, otros tantos hidroaviones y dos helicópteros. Las llamas quedaron oficialmente controladas en menos de una hora. La Policía Local y la Guardia Civil establecieron un dispositivo de seguridad para evitar que los vecinos se acercasen demasiado al fuego.
Tampoco tuvieron suerte con las llamas los vecinos de Pazos, en Ponte Caldelas, en donde parece que la pesadilla de los incendios no tiene final. Si el jueves saltaban todas las alarmas en A Esfarrapada, ayer fue en este lugar de la propia parroquia de Caldelas, a escasos metros de la villa, donde una inmensa humareda movilizó a los medios.
La mayor parte de las brigadas aún no habían abandonado el municipio porque las tareas de refrescado y contención en A Esfarrapada se prolongaron todo el día. A las 13.30 se declaró oficialmente extinguido aquel incendio, que finalmente arrasó doce hectáreas. Pero a las 19.30 horas comenzaba otro en un monte en el que hasta el momento solo había habido un conato en fechas recientes.
