El convenio con Tráfico ahorraría una decena de consultas por semana

Los policías locales de Vilaboa alternan las pistolas con el lector de chips para perros

Vilaboa dota a sus agentes para identificar a los perros sueltos que proliferan por sus barrios
Los agentes de Vilaboa aplican el lector de microchips a un perro en las inmediaciones de O Toural. El Concello es uno de los pocos con acceso al Regiac
photo_camera Los agentes de Vilaboa aplican el lector de microchips a un perro en las inmediaciones de O Toural. El Concello es uno de los pocos con acceso al Regiac

Los agentes de la Policía local de Vilaboa han podido comprobar, en las últimas semanas, las bondades del nuevo dispositivo identificador que ha adquirido el Concello para detectar a infractores. No se trata de un radar -pues, al ser un municipio rural apenas tienen competencias en Tráfico-, ni de una cámara de infrarrojos o un dispositivo para detectar alcoholemias. Se trata de un lector de chips caninos.

Los dos agentes que componen esta división decidieron, hace unos meses, que tenían que poner punto y final a la situación de inseguridad que se estaba generando en algunos barrios con el abandono de perros, o, en algunos casos, con la dejación de funciones por parte de los dueños, que les permiten estar sueltos cerca de las vías públicas.

"Optamos por comprar un lector de microchips y solicitar un acceso al Regiac (Rexistro Galego de Identificación de Animales de Compaña) para poder actuar, dado que las denuncias de los vecinos se sucedían e identificar al animal exige mucho tiempo". Con este lector y el acceso al registro, que han pedido muy pocos concellos gallegos, los agentes podrán tener todos los datos de los perros sueltos en el momento en que los ciudadanos denuncien su presencia. En caso de que su microchip permita hallar a sus dueños, será más fácil devolverlos (si están perdidos) o reclamar responsabilidades ante un abandono. Si los responsables no aparecen o no hay chip, los animales serán puestos a disposición del Caan, el servicio de perrera de la Deputación Provincial.

Por lo general, en un año, los agentes acaban derivando unos seis o siete perros de media, tras identificar o mediar en muchas denuncias de este tipo, aunque, señalan, "es difícil de calcular la cifra total que acaba en la perrera, puesto que no somos los únicos a los que avisan. Los vecinos llaman al alcalde, a los funcionarios o a Protección Civil y ellos gestionan directamente, por lo que no podemos dar una cifra aproximada. Probablemente, la incidencia de abandonos sea mucho mayor". Los dos agentes que componen el servicio explicaron que el acceso al Regiac y el lector pueden facilitar mucho la tarea a la hora de eliminar la amenaza que suponen los canes sueltos en los barrios, ya que, en caso de estar abandonados nadie responde por su comportamiento, pero también los perros perdidos pueden ser fuente de problemas al sentirse amenazados, o provocar accidentes de tráfico.

Eso sí, los agentes han dejado claro que el lector de chips no sirve únicamente para devolver perros perdidos. "Los dueños se exponen a sanciones si el perro está suelto en la vía pública, poniendo en peligro el tráfico, si han abandonado al animal, o, en general, si hay alguna infracción»".

A pesar de ello, como en todo proceso de adaptación, los agentes han decidido ir incorporando las normas paulatinamente. Esta misma semana, el último de los perros aparecidos en la zona de Cobres carecía de chip, pero es un animal muy manso y cuidado, por lo que han decidido compartir su foto en Facebook y avisar por si aparecen los dueños y se puede evitar mandarlo a la perrera.

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