Ponte Caldelas despide entre lágrimas a Manuel Rivas Muíños

En el entierro de la víctima del crimen de Ponte Caldelas se sucedieron las escenas de dolor. Al sepelio acudieron las autoridades locales y también de concellos limítrofes, como Cotobade
La llegada de los restos mortales de Rivas Muíños a la iglesia de Santa Eulalia
photo_camera La llegada de los restos mortales de Rivas Muíños a la iglesia de Santa Eulalia

Cientos de personas se dieron cita este lunes en los actos fúnebres para despedir a la víctima mortal del crimen de Ponte Caldelas, Manuel Ángel Rivas Muíños, conocido como Manolán en la villa.

Tras ser velado en un tanatorio de Pontevedra desde el domingo por la tarde, el cuerpo del joven, de 39 años de edad, recibió sepultura en el cementerio de Ponte Caldelas, después de un concurrido funeral celebrado en la iglesia de Santa Eulalia en el que se sucedieron las escenas de dolor entre los familiares y también entre los amigos de la víctima.

En el sepelio se pudo ver a la madre y al padre de Manuel Ángel, que llegaron por separado apoyándose en las hermanas del fallecido y también a la viuda, rodeada de familiares y amigos desbordados por la dramática situación.

A las exequias acudieron también diversas autoridades locales como el alcalde, Andrés Díaz, los ediles del concello, o el regidor de Cotobade, Jorge Cubela, quien assistió acompañado de algunos de los miembros de la Corporación local cotobadesa, que quisieron mostrar así su solidaridad con la familia del fallecido.

 El funeral se celebró a las 16.30 horas, después de que la familia velase al fallecido en un tanatorio de Pontevedra desde el domingo



La difusión mediática del caso y el hecho de que Manuel Rivas regentase un negocio en Arcade han acrecentado, si cabe, el número de personas que ha decidido volcarse en todo lo posible por demostrar apoyo y respeto a la familia de la víctima. Prueba de ello fue la enorme cantidad de personas que acudieron al oficio religioso y posterior entierro, a pesar de que este coincidió en día laborable.

Precisamente el hecho de que el crimen se cometiese durante el fin de semana permitió que los vecinos de Ponte Caldelas redoblasen esfuerzos a la hora de participar en concentraciones y actos de repulsa de los hechos violentos que motivaron la muerte de Manuel Ángel Rivas, conocido como Manolán, en la localidad del Verdugo.

Así, el domingo se celebró una concentración en la Alameda, convocada por la Asociación de Mulleres Rurais do Verdugo, que reunió a más de 200 personas para guardar un minuto de silencio. Una cifra parecía se reunió  en la concentración oficial, convocada por el Concello, a las 13.00 horas y en la que también se pudo ver a toda la plantilla municipal y a los concejales.

 Entre las muestras de condolencia destacó la de su actual equipo de veteranos, que no disputó el encuentro de esta jornada



A las muestras de condolencia se sumaron otros gestos como la suspensión del encuentro de su equipo de veteranos, El Puente, o los minutos de silencio guardados por los equipos de la SCD Ponte Caldelas en sus partidos del fin de semana y el lazo negro que esta misma entidad colgó en su página oficial, como señal de duelo por la pérdida del que había sido jugador, directivo y amigo.

En una jornada en la que, de nuevo, todo fueron buenas palabras para describir a la víctima por su buen carácter y generosidad, muchos de los allegados demostraron su preocupación ante la posibilidad de que el estado psiquiátrico del autor confeso del crimen pudiese influir para aliviar la petición de condena sobre él en el proceso judicial que se iniciará a partir de su internamiento en prisión, dictaminado.

A pesar de que las fuentes oficiales hablan de que Marcos Vidal fue atendido en el hospital por su estado de ansiedad, no consta, de momento, que se le haya realizado una valoración psiquiátrica ni el resultado de la misma.

Tampoco trascendieron las condiciones de Vidal González en sus primeras horas de cárcel. Al haber recibido el alta médica antes del paso a disposición judicial se desconoce si fue ingresado en la enfermería de la cárcel o si, por el contrario, cumple una reclusión en condiciones convencionales.


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