Prohibido discrepar

eN gasolina no sé, pero en frenos y neumáticos nos vamos a gastar la mundial para evitar que el radar nos recete como mínimo100 euros por pasarnos de 110. Ya hay dos recursos bien fundamentados contra esta medida, además del juicio contrario de la calle. La mayoría social rechaza la norma y piensa que estamos ante otra triquiñuela recaudatoria. Porque si la limitación de velocidad no nace con ese afán recaudatorio, ¿por qué el Gobierno opta por el perfil sancionador más que por la vía adecuada de la ley de hidrocarburos que se sustenta precisamente en el ahorro energético y no en las multas, los puntos y la seguridad vial?. En consecuencia, de nuevo este Gobierno sancionador y prohibitivo queda retratado por su necesidad de control sobre el ciudadano votante. A pesar de multas y faisanes, quiere este testigo de la actualidad desear una rápida recuperación a Rubalcaba, que una cosa son los devaneos de la política y otra bien distinta la salud. Ni siquiera infringiendo la limitación de velocidad, el vicetodo llega a tiempo de someterse al control del Gobierno en el Congreso. Rubalcaba lleva muchos kilómetros encima, y por mucho que deseara el bien común “de un Gobierno que no nos mienta”….no ha conseguido que le crean en cosa tan simple y sencilla como el ahorro energético. A quien no podrá multar Rubalcaba por correr en coche es a Garzón. El magistrado ha hecho sus últimas apariciones nostálgicas a pié, pateando el adoquín que separa la corta distancia que va de la Audiencia Nacional al Tribunal Supremo. Su reciente llegada de estrellato mediático tuvo lugar cuando acudió a declarar sobre las escuchas ilegales del caso Gürtel. Una cosa es el choriceo de este feo asunto que afecta al PP y otra es espiar a los detenidos y a sus abogados en una clara violación de los derechos fundamentales. Ese es estilo del campeador de cacerías y libertades antifranquistas, en otro tiempo justiciero de la democracia universal o planetaria y ahora sucedáneo de la verdad subjetiva, militante e ideológica. Prohibido discrepar de lo justo o del pensamiento único como método férreo de preservación del poder. En todo este vértigo de proximidad electoral siempre nos queda la concienzuda lentitud tortuga de Chaves, Griñán y la fiscalía en los Eres irregulares de Andalucía. Aquí no hay ningún riesgo de radares o multas. El ahorro en procedimiento judicial y comisiones de investigación está a salvo de veloces actuaciones contra el fraude y la presunta corrupción, siempre mucho más trepidantes cuando se trata del enemigo político. Y mientras España se distrae de la verdadera crisis del paro y la mala gestión económica, la trinchera política nos deja perlas notorias de evidencia como la dejación de funciones en los atascos de nevadas cuando las competencias son del Gobierno central. O la inigualable petición de que desaparezca la comunidad de Madrid, en versión mitinera de José Blanco. Lo próximo será pedir la desaparición de Valencia porque las encuestas no sucumben a la estrategia del traje a medida, y si se confirma la tendencia alcista del PP en Andalucía y Castilla-La Mancha puede que hasta desparezcan las jubilaciones anticipadas del militante con cargo al dinero del paro.

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