Rafael Pintos: ''¿Quién niega que John Balan es una leyenda eterna?''

«la muerte fue inoxidable, incluso para él». Hace apenas cinco años que aquel showman de Seixo, el ‘cowboy de Galicia más internacional’ -como lo conocían sus fans-, bajaba el telón de la que fuera su función más importante: su vida. Aunque consiguió hacerse un hueco en el mundo de la televisión y del espectáculo bajo el pseudónimo de John Balan, una meta que tenía desde niño, Manuel Outeda se apagó en el Asilo Virgen del Camino de Pontevedra con la sensación de no haber sido valorado como se merecía. «De no haber brillado como tanto ansiaba». Eso sí, hasta el último día de sus 74 años, con sus facultades fonéticas disminuidas, sin apenas poder moverse y con un número de amigos muy reducido, ‘El hombre orquesta’ sabía que era una leyenda y que, tarde o temprano, «todo el mundo se daría cuenta de quién era el verdadero Manolo». Fue un 19 de marzo cuando Pontevedra se quedó sin una de sus figuras más populares. Se fue sin poder ver terminada su biografía, su última oportunidad de volver a sentirse protagonista de la función, «pero con la certeza de que había una persona que no descansaría en paz hasta perpetuar su memoria y dignificarla». Ese alguien es el poiense Rafael Pintos, su amigo, su compañero de trabajo, su familia. Una de las pocas personas que vivió a su lado sus luces y sus sombras, que entendía su humor y que lo compartía. Wladimir Dragossán, el vampiro surrealista con el que Outeda compartía un sidecar por las inmediaciones de la emisora de la TVG en los años 90, acaba de publicar uno de los testimonios más esperados por la gente que conocía a ese pecualiar vaquero de falsa habla inglesa, ‘John Balan, un yanqui en la corte de Breogán’. «Como decía la balada de Queimada: Dispuesto en su lugar, el show va a comenzar para todos los amigos de John Balan».

¿Cómo comenzó su relación de amistad con Manuel Outeda?

El origen es muy anterior a converger los dos en la TVG gracias a que Suso Iglesias contase con nosotros para protagonizar el famoso número del sidecar, inspirado en la serie de Vincent Price ‘El doctor Gol ut’. Cuando yo apenas era un crío e iba a visitar a mis abuelos a Seixo, él ya andaba por allí haciendo pequeños trabajos para ganarse la merienda. Años después, compartimos muchas tardes en su casa de Loira, donde nos tomábamos una cunca de vino mientras intercambiábamos impresiones.

¿Cuál fue el punto y final de su carrera artística?

Se desengañó mucho con todo lo que rodeaba a la fama. Balan tenía un defecto, la inconstancia. Si tienes un contrato con una empresa no puedes cruzar la calle y ponerte a actuar en el local de enfrente. Cuántas veces me decía: Ay, Wladimir, si Dios me diera un poco más de sentido..!».

No obstante, sus actuaciones le pusieron al frente del éxito, junto a importantes artistas...

Por eso, ¿quién se atreve a decir que John Balan no es una leyenda? Precisamente, en este libro se desgranan sus aportaciones al mundo de las performances. Actuó con Fernando Esteso y Juanito Navarra, le cantó a la Faraona ‘No te cortes la melena’, trabajó para Rumasa e, incluso, rechazó un contrato teatral de Andrés Pajares porque solo le pagaba 7.000 pesetas.

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