Rajoy sube de tono su demanda de reconocimiento por parte de la UE

El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, ha elevado en los últimos días el tono de sus demandas a la UE y aunque en su entorno aseguran que mantendrá la prudencia en sus mensajes sí subrayan que desea evidenciar la necesidad de que los esfuerzos de España sean más correspondidos.

Desde que llegó a la Presidencia del Gobierno, Rajoy ha recalcado que España iba a cumplir sus compromisos con la Unión Europea y ha garantizado en numerosas ocasiones que las medidas y reformas que ha ido aprobando, muchas de ellas duras e impopulares, iban en esa dirección. Pero, a su vez, ha venido reclamando más agilidad a las instituciones europeas para poner en marcha los acuerdos de los jefes de Estado y de Gobierno, y se contribuya así de forma determinante a acompañar el esfuerzo que están realizando socios comunitarios como España.

Sí ha elogiado los pasos que se han dado hacia objetivos como la unión bancaria y fiscal, pero desea que no queden "adormecidos" y, por ello, ha ido pidiendo rapidez en su aplicación. "Si por algo se ha caracterizado el presidente del Gobierno es por mantener la prudencia ante la evolución de la crisis", han señalado a Efe fuentes del Ejecutivo, que, no obstante, reconocen que considera que ha llegado el momento de que la UE actúe sin vacilaciones y deje atrás definitivamente "malas experiencias" como la gestión inicial de la crisis de Chipre. "Que la Unión Europea pase de las musas al teatro", tal y como defendió Rajoy el pasado miércoles ante el pleno del Congreso para informar de las conclusiones de la última cumbre europea.

Una intervención en la que instó a "repensar" Europa y siguió por la senda reivindicativa que marcó el lunes tras la entrevista que mantuvo con el primer ministro británico, David Cameron.

En la rueda de prensa posterior a esa reunión, pidió a la UE y a otros socios europeos "un esfuerzo mayor y urgente" para ayudar a países que, como España, están haciendo sacrificios notables para cumplir con la UE. A su juicio, las reformas que se están aplicando no son suficientes por sí solas y necesitan el acompañamiento de decisiones de las instituciones europeas.

De forma especial, Rajoy ha reclamado un giro en la política del Banco Central Europeo (BCE) y ha pedido que la UE se plantee si deben modificarse sus estatutos para que tengan la misma capacidad de actuación que otras entidades similares como la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco de Japón o el de Inglaterra. El objetivo sería aportar mayor liquidez al sistema, algo que el Gobierno considera esencial. "Europa está en un momento decisivo y ha de fijar con claridad las reglas del juego", ha reclamado Rajoy.

Ha querido dejar bien patente también su desacuerdo con la actitud que tuvo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, al abordar la crisis chipriota. Si ya la criticó tras la entrevista que mantuvo en París con el presidente francés, François Hollande, ante el Congreso señaló que sus declaraciones fueron en la dirección contraria a lo que de él se espera, porque no fue prudente. Para Rajoy, su actitud generó dudas y alimentó la incertidumbre y la volatilidad en torno al euro.

Precisamente hoy, Dijsselbloem ha asegurado en Dublín que tiene "una gran confianza" en la economía española porque cuenta con un gran potencial para salir de la crisis.

Dijsselbloem preside en la capital irlandesa la reunión del Eurogrupo en la que el ministro de Economía, Luis de Guindos, va a insistir en la necesidad de cambios en el BCE, ya que, a su llegada a ese encuentro, ha subrayado que el mecanismo de transmisión de la política comentaria del BCE "está roto".

En medio de las reclamaciones del Gobierno, la Comisión Europea ha hecho público esta semana un informe en el que recuerda los desequilibrios económicos que siguen afectando a España e insiste en la necesidad de que profundice en las reformas.

Rajoy ha asumido la regañina aunque ha precisado que la Comisión ha utilizado para ello datos antiguos, de 2009 a 2011, y ha emplazado al Plan Nacional de Reformas que aprobará el Consejo de Ministros el próximo 26 de abril para evidenciar que España sigue el rumbo marcado por Europa.

Pendiente está la posibilidad de que Bruselas flexibilice los plazos para el cumplimiento de los objetivos de déficit por parte de España.

Rajoy insiste en público en que él no lo va a pedir, que hay que esperar y que, mientras tanto, la meta sigue siendo la misma para 2013: un 4,5 por ciento del PIB. Pero en el Gobierno existe la convicción de que, finalmente, se relajarán esos plazos.

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