La Fiscalía Provincial ha rechazado de plano la solicitud de excarcelación de Rocío Gondar González, una de las acusadas de la muerte de Secundino Prego en las inmediaciones de su domicilio en Chancelas, Poio. La representante del Ministerio Público que coordina la investigación, Carmen Novo Colldefors, señala que, junto a la extrema gravedad de los hechos (cuya calificación podría ser la de asesinato) se da la circunstancia de que la procesada ya advirtió en su día que era su intención huir a la República Dominicana (donde reside su compañero sentimental), circunstancia que desencadenó la operación de la Guardia Civil que se saldó con su detención y la de otras dos personas más, supuestas autoras de la citada muerte violenta ocurrida en el citado lugar de Poio.
Así pues, la persona que confesó los hechos ante la Guardia Civil continuará, pese a los intentos de sus abogados, entre rejas, el mismo lugar en el que se encuentra su supuesta cómplice, Albertina Táboas, quien, sin embargo, logró mantenerse en silencio pese a la insistencia de los investigadores en preguntarle por lo ocurrido.
Berlarmino
Otro de los imputados por los hechos (considerado colaborador de las dos mujeres que, según todos los indicios, son las autoras materiales del crimen) es el amante de Albertina Táboas, Belarmino Graña. En su caso, el titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Pontevedra, Xermán Varela, decidió ponerle en libertad con la obligación de comparecer periódicamente en el edificio judicial de A Parda.
Graña, que reside en Monte Porreiro, manifestó a este periódico que «todo lo que tenía que decir ya se lo dije a la Policía» (en alusión a la Guardia Civil). Sin embargo, a través de sus representantes legales trabaja en la posibilidad de que la causa contra él sea archivada, una posibilidad que se antoja muy remota teniendo en cuenta los argumentos acusatorios de los que dispone hasta el momento la Fiscalía Provincial, con importantes indicios que le vinculan a lo ocurrido.
Los hechos
El suceso que concluyó con la muerte de Secundino Prego tuvo lugar el 3 de febrero. El objetivo de las presuntas autoras de la muerte era ocultar su crimen e intentar ‘colgarle el muerto’ a un hombre que acababa de salir del centro penitenciario de A Lama y que había llevado a cabo un robo violento en el domicilio del anciano de Chancelas tan solo un par de meses antes. La Fiscalía y la Guardia Civil siguieron esa línea de investigación en un primer momento, convencidos de que tal hipótesis no era ni mucho menos absurda. El relato de las dos personas que cuidaban al ahora fallecido, Rocío y Albertina, trató de confundir a los agentes, pues declararon que se escondieron en el interior de la habitación por temor a los supuestos asaltantes.
La realidad de los hechos, sin embargo, fue bien distinta, según confesaría Rocío Gondar al Instituto Armado. Según ella, las dos cuidadoras entretuvieron al anciano hasta que, en el exterior de su casa, le pegaron varios sartenazos en la cabeza. Los golpes continuaron con una piedra y con el propio bastón del anciano. La ‘faena’ sería completada en un galpón cercano, donde las dos mujeres hicieron uso de una cuerda hasta conseguir que Secundino dejase de respirar por asfixia.
