Renfe ve "normal entre comillas" el salto de velocidad en Angrois

Se trata de un tramo en el que los conductores debían reducir su marcha de 200 a 80 kilómetros por hora
Antonio Lanchares entra al juzgado
photo_camera Antonio Lanchares entra al juzgado

El director de seguridad en la circulación de Renfe, Antonio Lanchares, aseguró en sede judicial esta semana que su "sensación" era que los maquinistas consideraban que el salto de velocidad que se producía en la curva de A Grandeira, donde se produjo el accidente del tren Alvia que ocasionó 80 muertes y había que reducir de 200 a 80 kilómetros por hora, era "normal entre comillas".

Lanchares afirmó esto a preguntas del fiscal Mario Piñeiro en su comparecencia de esta semana ante el titular del juzgado de instrucción número 3 de Santiago. El juez Andrés Lago lo llamó a declarar en calidad de investigado tras asegurar el otro alto cargo imputado (Andrés Cortabitarte, su homólogo en su día en Adif) que la responsabilidad de evaluar los riesgos era "compartida" entre el administrador de infraestructuras y la operadora ferroviaria.

Sometido al interrogatorio del magistrado, el jefe de seguridad de Renfe respondió a dos cuestiones fundamentales en la causa abierta para determinar las responsabilidades penales derivadas del siniestro: el aviso de un jefe de maquinistas justo después de la inauguración de la línea que supuestamente nunca le llegó y la desconexión del sistema ERTMS embarcado por un mes que se prolongó durante un año.

En lo relativo a la curva que se encuentra a pocos kilómetros de la estación de Santiago, a la altura del barrio de Angrois, Lanchares dijo: "La sensación que yo tengo es que las personas (por los profesionales) consideraban que ese salto de velocidad era un salto de velocidad, digamos, normal entre comillas".

Para ello, se basó en que "desde la inauguración de la línea hasta el momento del accidente circularon más de 8.200 trenes y se hicieron 127 acompañamientos, y en ninguno de ellos se indica nada".

El 24 de julio de 2013, el maquinista Francisco Garzón tomó la curva de A Grandeira con un exceso de velocidad al conducir despistado por una llamada del interventor. Justo después de descarrilar, Garzón llamó al centro de control de la estación de Renfe en Atocha, para comunicar lo sucedido, y se lamentaba de la siguiente manera: "Es que... eh... la tenía en verde y me despisté y... cómo se llama.. y tenía que pasar a 80 y paseé a 190 o una cosa así... es que esto yo ya lo dije al de seguridad, que eso era peligroso, que un día nos íbamos a despistar y nos lo íbamos a tragar".

Poco después de la inauguración de la línea, en diciembre de 2011, un jefe de maquinistas de Ourense, José Ramón Iglesias Mazaira, alertó de esa peligrosidad en la curva, por una transición de la velocidad máxima "de una forma brusca sin un aviso previo por señalización de la vía y sin amparo del ERTMS".

En esa misma curva, además, Adif no encargó una evaluación de riesgos independiente a Ineco, según lo declarado esta semana también por los ingenieros que se encargaron de analizar la línea hasta el kilómetro 84,188, justo antes del punto en que se registró la tragedia.

EL AVISO DE MAZAIRA. En su intervención ante el juez, Lanchares se defiende ante las preguntas del instructor al enmarcar la alerta de Mazaira en una serie de reuniones "en los servicios operativos", y alega que no utilizó los canales previstos para gestionar este tipo de incidencias pese a asistir "como vocal de seguridad a las siete comisiones territoriales que se produjeron en el ámbito de León". "En ninguna de ellas hizo ninguna manifestación", incidió.

Asimismo, lo limitó a "un párrafo" en un correo electrónico remitido a su superior, José Luis Rodríguez Vilariño, del que él personalmente tuvo noticia "por vez primera" en diciembre de 2013, dos años después.

"¿Antes no había llegado a su dirección? ¿Está usted seguro?", le inquiere el juez, a lo que Lanchares espeta que "segurísimo". En este punto, Andrés Lago saca a colación que el cargo investigado le informó anteriormente de que "normalmente" llega una copia a la Dirección de Seguridad de Renfe de los partes de incidencia. "Efectivamente, pero es que esto no era un parte de incidencia", le replica el interrogado.


Comentarios