Retratos cenitais de 'Hombres sentados' se cuelan en PhotoEspaña

Carlos Rodríguez- Méndez (As Neves, 1968) recorrió durante un año los centros de día de Madrid para pedirle a hombres mayores de 70 años que participaran en su último proyecto artístico. ''Tenían que sentarse y dejar que los grabara y fotografiara cenitalmente mientras emitían un sonido continuado cualquiera durante un minuto''. El resultado, 'Hombres sentados', puede verse ata el 31 de julio en el espacio Aberto x Obras de Matadero Madrid, como parte de la programación del festival PhotoEspaña.

''Yo son escultor y desde esa semántica, la de la escultura, es como debe uno acercarse a este proyecto'', cuenta Rodríguez-Méndez, un creador que ahonda con esta propuesta en dos temas que vienen marcando su trayectoria: la identidad y la intimidad. ''Yo quería trabajar con estos cuerpos entendiéndolos como un material escultórico''.

El autor explica que para esta aproximación suya a la materialidad del cuerpo necesitaba la información completa del mismo y por eso le pedía a los hombres que retrataba que emitieran un sonido, ''un sonido cualquiera, lo que cada uno de ellos quisiera mientras no fuera una palabra'', con el que completar el retrato. La instalación audiovisual de Carlos Rodríguez-Méndez en PhotoEspaña, que consta de dos pantallas y una proyección en bucle, se completa con una publicación de fotografías sobre el mismo concepto realizadas por Cristina Rocha Novoa. ''Todo se hizo al mismo tiempo'', dice el creador. ''Ahora la publicación y la instalación se complementan''. ''En sus diez años de trayectoria, Carlos Rodríguez-Méndez viene ejecutando una particular forma de 'lecciones de anatomía', que aúnan tensión psicológica y visual'', dice el crítico y comisario cultural serbio Marko Stamenkovic en la presentación por escrito de Hombres ‘sentados' para Matadero Madrid. ''Rodríguez-Méndez muestra las entrañas de la condición humana''. Y lo hace con cierta ironía. ''Esa ironía gallega que se percibe en cada proyecto funciona como un catalizador, como una estrategia de seducción, para acercarnos finalmente a algo más dramático'', reconoce el autor.

''En la idea de la apreciación del cuerpo como material comencé a trabajar hace tiempo con mi madre en Galicia, grabándola en vídeo, y también con un proyecto que terminé el año pasado, también realizado en Galicia, usando gallinas, que enterraba hasta el cuello, sin hacerles daño, para reflexionar sobre el cuerpo anulado, sobre el cuerpo-tierra''. Con su madre realiza también desde hace tres años otra propuesta íntima que consiste en el envío periódico que ella le realiza de una camisa y de un pantalón con las dimensiones del padre. ''Me gustan los trabajos que se prolongan en el tiempo, en los que puedes involucrarte durante años''.

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