Rías Baixas prevé una cosecha más escasa que la del año pasado

La D.O. calcula que se recogerán entre 25 y 30 millones de kilos de uva, pero que esta será "de muy buena calidad" si el tiempo acompaña. La vendimia comenzará a mediados de septiembre
Un agricultor vendimiando en O Salnés el año pasado.
photo_camera Un agricultor vendimiando en O Salnés el año pasado.

Con un ojo en el cielo y otro en la viña. Así afronta el sector vitivinícola la nueva campaña de la vendimia en la Denominación de Orixe Rías Baixas, que comenzará a partir de la segunda quincena de septiembre. El presidente del Consello Regulador, Juan Gil de Araújo González de Careaga, prevé que la cosecha será más escasa que la del año pasado, pero con una uva "de muy buena calidad". Eso sí, siempre y cuando el tiempo acompañe.

"No será la gran vendimia que necesitábamos, pero la agricultura es así. No en todos los años se pueden tener vacas gordas", asegura el bodeguero, que calcula que este año se recogerán entre 25 y 30 millones de kilos de uva. "Es cierto que aspirábamos a más porque el mercado ha funcionado bien. Pero no podemos hacer nada. No podemos inventarnos el vino", añade.

Las previsiones que maneja Gil de Araújo están muy lejos de convertirse en el peor registro de la D.O. En caso de que se cumplieran las peores expectativas, es decir, recolectar 25 millones de kilos de uva, Rías Baixas lograría el sexto mejor resultado de su historia.

Las cosechas más abundantes de la Denominación de Orixe fueron, por este orden, las de 2011 (41,7 millones de kilos), 2013 (33,7 millones), 2015 (31,9 millones), 2010 (31,6 millones) y 2006 (30,6 millones). En el resto de ejercicios desde 1990, año en el que comenzó a realizarse este tipo de estadísticas, las vendimias no superaron los 24,1 millones de kilos de uva.

A pesar de que la cosecha será menor y de las alertas fitosanitarias que instan a extremar las precauciones ante enfermedades como la botritis o la podredumbre de los racimos, el presidente del Consello Regulador apuesta porque los trabajadores del sector obtengan más beneficios. "Lo que podemos hacer ante este panorama es retribuir bien la labor del viticultor, pagar bien la uva y tratar de recuperar los precios del vino en el mercado. También hay que intentar resituar el vino Rías Baixas a los precios que podría tener hace cuatro o cinco años", señala.

Los sindicatos agrarios calculan que por una jornada de vendimia en comarcas como O Salnés se puede llegar a pagar una media de entre 40 y 50 euros. En cuanto al valor de la uva, este depende sobre todo de la demanda. "Es el mercado el que marca los precios. No solo en la uva, sino en cualquier producto sujeto a compraventa. En lo que tienen que trabajar las bodegas es en que haya más demanda de vino. En el momento en que esto se logre, el precio va a subir", explica Gil de Araújo.

EL REGLAMENTO. La vendimia en las cinco subzonas que componen Rías Baixas (Val do Salnés, O Rosal, Condado do Tea, Soutomaior y Ribeira do Ulla) estará controlada por inspectores de la Xunta y de la propia D.O. El objetivo es que se cumplan con requisitos del sector, evitando así cualquier tipo de infracción.

Una de las cuestiones que debe respetar el agricultor es la trazabilidad del producto y los límites de producción. El reglamento de la Denominación establece, en el caso de la variedad albariña, que no se pueden recoger más de 12.000 kilos de esta uva por hectárea. En caso de hacerlo, la medida debería ser aprobada por el Consello Regulador y nunca podría superar los 15.000 kilos por hectárea.

VINO DE MESA. Fuera del paraguas de la Denominación de Orixe Rías Baixas, la cosecha de este año podría convertirse en una oportunidad para vinos más modestos, los de mesa. ¿Por qué? Por la posibilidad de que la Unión Europea dé el visto bueno a la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) a los viñedos de concellos que no reúnen los requisitos para estar protegidos por la D.O. Entre ellos figuran Bueu, Cangas, Marín, Moaña, Poio, Redondela, Vilaboa y Pontevedra.

En caso de que la UE reconozca la singularidad de estos caldos sin etiqueta, el sector vitivinícola de estos ocho municipios de la provincia podrían sentar las bases para la puesta en marcha de una industria propia con 600 viticultores adscritos.

Comentarios