Rincones de Marín se convierten en vertederos

Algunos puntos del casco urbano, como la orilla del río Lameira, están visiblemente deteriorados a causa de los residuos

Bolsas de plástico, pañuelos de papel, hojas de periódico, botellas... y hasta un antiguo y roto televisor. Son algunos de los ‘elementos decorativos’ que acompañan al paisaje natural de diversas zonas del núcleo urbano de la villa marinense. Todo aquel que camine por las calles del municipio se puede topar con los residuos que, de más o menos antigüedad, estropean y contaminan fincas, solares o escondidos callejones. 

Uno de los ejemplos más llamativos se sitúa a las espaldas del Templo Nuevo, junto al camino del Cementerio Vello. Al ascender la cuesta paralela a este calle el viandante se encuentra con una auténtica escombrera, en la que los colores, ya desteñidos, de la basura vertida, cubren casi en su totalidad el verde del césped. A los residuos del suelo se suman las pintadas que cubren la pared y que aumentan la sensación de abandono y suciedad que desprende el lugar. 

Continuando el paseo por la villa portuaria se llega a Ponte Zapal, donde continúan las obras de urbanización. Por ahí transcurre silencioso el río Lameira, que en sus orillas tiene de todo menos vegetación. Incluso en su cauce, una botella de plástico navega hasta encallarse en una roca que sobresale del cauce. Todo este entorno natural está salpicado de basura y es en él donde aparece el televisor al que se hacía referencia al inicio. 

"La gran mayoría de estas parcelas son privadas. Cuando los vertidos están en fincas particulares, nuestro trabajo es notificárselo a los propietarios", concelleira de Medio Ambiente

Cruzando la calle hacia Banda do Río, varias aceras presentan manchas de excrementos de perro y algunos de los inmuebles abandonados esconden tras sus verjas pilas de escombros. En uno de ellos hay utensilios de hogar y cables eléctricos, probablemente procedentes del día a día de los inquilinos que habitaron el inmueble antes de que quedara vacío. 

La concelleira de Medio Ambiente, Marián Sanmartín, explica que es complejo atajar esta problemática contaminante y tan molesta paisajísticamente pues "la gran mayoría de estas parcelas son privadas. Cuando los vertidos están en fincas particulares, nuestro trabajo es notificárselo a los propietarios, a los que les damos un mes para realizar las labores de limpieza", indica Sanmartín. Sin embargo, encontrar a los dueños no suele ser tarea fácil porque habitualmente se trata de inmuebles abandonados, como el de Banda do Río "o como el eucaliptal que está detrás del cementerio", añade la concelleira. En estos casos, si el Concello tarda más de tres meses en localizar al propietario, se pasa al plan ‘b’: "Nos hacemos cargo nosotros de forma subsidiaria". 

Lo único que agiliza la situación son las denuncias vecinales, porque "con ellas podemos abrir un expediente". Por eso, Sanmartín anima a que "todos aquellos que conozcan situaciones como estas que las denuncien, porque así también nosotros tenemos constancia". Si la parcela en mal estado es de titularidad municipal, es la Xunta la que le da un mes al Concello para que lo limpie.

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