"Estou a piques de pechar. Levo doce cabezas perdidas"

El ganadero reconoce que el permiso para una espera, "o primeiro concedido en 70 anos nesta zona", no dio resultado ►El martes encontró dos nuevas cabritas muertas, a pesar de que las mantiene encerradas ►Sin ayuda económica, no podrá pagar más forraje
Los dos cabritos que el lobo mató el martes. Al fondo, el rebaño, que lleva días confinado para evitar más ataques
photo_camera Los dos cabritos que el lobo mató el martes. Al fondo, el rebaño, que lleva días confinado para evitar más ataques

Roberto Louzán es un ganadero de Viascón que se ha hecho cargo de la explotación familiar de vacuno y ha invertido los útimos años en mejorar la producción de la granja de sus padres. Para ello, ha apostado por la cría de vacuno para carne con el sello de producción ecológica, y también por la cría de un rebaño de cabras en las mismas condiciones. Roberto busca responder a las necesidades de un mercado en el que es importante contar con cantidad, pero también con variedad, pero su apuesta -que ha contado con algunas ayudas económicas de la Xunta para su puesta en marcha- puede estar a punto de llegar a su fin si sus problemas con el lobo no se solucionan.

El ganadero, que el martes registró dos nuevas pérdidas en su rebaño de cabras, lanza una llamada desesperada a la Administración. Aunque habla casi a diario con el servicio de Conservación do Medio Ambiente y también con el Concello, los sindicatos y otros agricultores, no ha conseguido que los ataques del lobo cesen.

"Non me vai quedar outro remedio que pechar. O que non podo facer é sacar do resto dos soldos da familia para manter a explotación e iso é o que está a piques de pasar", explicó este martes. Este ganadero ha registrado doce perdidas de cabras en lo que va de mes y, en total, en 2016, acabó perdiendo 62. "Dous anos de explotación e non conseguín máis ca 14 cabuxos", lamentó.

Roberto explicó que las medidas adoptadas por la Administración "son insuficientes no meu caso" y reclama atención específica. Hasta el momento, ni siquiera ha podido aprovechar el hecho de haber conseguido el primer permiso que concede la Administración para una espera nocturna en 70 años. "Foi en outubro e o lobo non apareceu en todas as xornadas nas que tivemos aos cazadores apostados", indicó. Los ataques volvieron en diciembre y, según teme, "pode que se incrementen aínda, pois a época de reprodución das lobas aínda está por chegar e despois serán máis voraces".

El ganadero explica que "parece difícil que me concedan novos permisos para esperas, pero é que ademais eu non son cazador e non podo andar molestando a veciños e coñecidos para ocuparlles varias noites cada vez que isto pasa. Ten que haber outra solución", insiste. "Eu defendo a diversidade e que todos os animais teñen dereito a existir, pero non a costa das granxas. Debe haber xabarín, lobo, raposo ou corzo, pero nós temos dereito a traballar e gañar a vida e para iso ten que intervir a Administración, que é a última responsable", apunta.

La abundancia de ataques hace que este ganadero esté seguro de que "hai moito máis ca un lobo ou dous: un lobo bota días sen cazar despois de comer, e eu teoño ataques case a diario". También insiste en que "se pode ver a plena luz do día". El viernes y el sábado, sin ir más lejos, el vio como el animal atacaba a su rebaño. "Nun dos dous días quedou un cabuxo atrás, oímos como berraba e aínda que fomos correndo, non puidemos recuperalo, xa o cazaran".

La preocupación del ganadero no es solo por el posible desmantelamiento de su rebaño de cabras, sino también por el bovino. "Xa atacaban antes ás vacas e volverán facelo se deixo de ter as cabras".

GASTOS. Y es que, en el caso de que su cabaña esté subvencionada, cada ganadero debe gastar en reponer la cabeza de ganado perdida antes incluso de obtener la ayuda que la Xunta otorga por cada pérdida. Además, los daños del lobo acarrean otros, "como veterinarios para os animais que resultan feridos polos lobos, que son bastantes, e que, en moitos casos, aínda que invistas en tratalos, morren. Tamén en ter máis cans, cos correspondentes papeis do veterinario, e tamén a eles os matan, ou os firen de gravidade, obrigándonos a pagar tratamentos".

Por último, ante la imposibilidad de tener el ganado en las parcelas abiertas o en el monte, Roberto ha optado por tener las cabras bajo custodia, pero esto le obliga a pagar un cierre y forraje, un alimento que además no completa las necesidades de los animales. "As dúas cabritas que apareceron mortas hoxe tiñan que estar dentro do peche, pero vese que saltaron e saíron ao campo, porque levan días a base de herba seca e auga e estes animais tampouco poden estar así", lamenta.

Comentarios