Adega denuncia que los permisos de batidas no se ajustan a la ley

Roberto Louzán: "Nunhas semanas, xa non me quedará nin unha cabra"

Un nuevo ataque del lobo causa nueve bajas al granjero de Viascón, al que solo le quedan 38 reses de las 170 que tenía en 2015 ►"A Xunta aínda me debe todas as indemnizacións de 2016"
Roberto Louzán con una de las cabras atacadas por el lobo.
photo_camera Roberto Louzán con una de las cabras atacadas por el lobo.

¿Es el caso del ganadero de Viascón, Roberto Louzán, un prototipo de los condicionantes que se deben dar para autorizar batidas al lobo? ¿Se han aplicado las medidas preventivas articuladas por la Xunta para evitar los daños del cánido, o se está recurriendo a los cazadores sin haber tomado antes otras precauciones útiles? Las preguntas son las que deberá resolver la Fiscalía Ambiental del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia a instancias de Adega, que el viernes denunció ante esta institución los tres últimos permisos de batidas concedidos por la Xunta para paliar los efectos de los ataques del lobo. Uno de los tres permisos, en Friol (Lugo), se hizo famoso por concluir con la muerte de un perro, abatido por error, mientras que los otros dos se corresponden con Cotobade. Se trata de una batida que ya se ha realizado hace unas semanas, con ningún resultado, y de otra que se realizará mañana en montes de Viascón.

Las dos han sido concedidas a instancias de Roberto Louzán, un ganadero de Cotobade que es conocido en toda la comarca por el asedio al que está siendo sometida su cabaña ganadera por parte del lobo. Precisamente el viernes, en medio de la polémica generada por la denuncia de Adega -que al tener gran repercusión hizo llegar a la opinión pública la fecha de la nueva batida-, Roberto Louzán permanecía ajeno al debate: los lobos atacaron nuevamente a su rebaño de cabras y causaron nueve bajas: dos de ellas faltan, otras seis están muertas y una séptima, herida gravemente.

Las estadísticas de este rebaño de cabras que Louzán trata de criar en el monte son desastrosas. Tanto es así, que en las próximas semanas se decidirá el futuro del negocio y hay muy pocas probabilidades de que salga adelante. "A este paso, con tantos ataques, en unhas semanas non terei cabras. Só me quedan 38 de todo o rebaño", comenta.

Su rebaño contaba con 170 ejemplares en 2015, cuando puso en marcha la iniciativa. El año pasado perdió 66 ejemplares, todos por efecto del lobo. En el año anterior las pérdidas fueron menores, pero en lo que va de 2017, contando las reses muertas el viernes, ya se suman 19 pérdidas.

El ganadero reconoce que las primeras medidas cinegéticas no han tenido el efecto esperado. La espera dio como resultado que no apareciese en unas semanas, pero la batida, celebrada hace una quincena, coincidió con un día de niebla. "Nin o vimos", explicó el ganadero. Además, el lobo no parece muy asustado por la presencia de los cazadores en sus dominios. Apenas ha tardado unos días en volver a atacar. "E fíxoo a plena luz do día. Eu estivera ata as dúas coas cabras e estaban ben cando me fun. Ás tres volvín e xa me atopei con toda esta desfeita", comenta mientras reúne a los animales muertos. Un resposable de Medio Ambiente de la Xunta acababa de certificar que la muerte se había producido por efecto de un ataque de lobo o de lobos.

AYUDAS QUE NO LLEGAN. Si en algo pueden estar de acuerdo los dos extremos que se enfrentan en este caso, es en la necesidad de que las ayudas económicas se paguen con celeridad. Esta es una de las medidas que Adega demanda como fundamentales en la aplicación del Plan do Lobo y la versión del ganadero afectado por los ataques coincide con la de los ecologistas: los pagos prometidos no están llegando.

"Entre os custos de veterinarios e retirada de cabras e o pouco que producimos non sacamos case para manternos. A Xunta promete axudas pero tarda. A min aínda me deben todas as do ano pasado. Non se pagou nin a primeira e iso pode supoñer que non teña uns 12.000 euros que serían necesarios para mellorar a explotación", dice Roberto. "En Castela, cando hai ataques e os axentes ambientais o certifican, aos dez días os cartos xa están na conta dos damnificados", añade.

Con el dinero, este ganadero, entre otras cosas, mejoraría la electrificación de su granja, aunque ya tiene pastor eléctrico, zona cerrada con planchas para pasar las noches, varios mastines y lo completa todo con vigilancia personal gran parte del día.

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