Protesta contra las corridas de toros y las ayudas públicas

Las protestas antitaurinas no empañaron el triufo de 'El Juli' en la primera sesión de Feria

Asimismo, alrededor de mil personas han recorrido este sábado el casco histórico de la ciudad en rechazo a las corridas de toros y a las ayudas públicas a esta actividad

El diestro Julián López 'El Juli' cortó cuatro orejas en el rotundo triunfo cosechado este sábado en Pontevedra, en el primer festejo de su feria taurina de La Peregrina, en el que Morante de la Puebla también logró un apéndice.

No tuvo material propicio Ponce en el primero de su lote, toro noble y sin maldad en sus medias acometidas, pero muy limitado por su pocas fuerzas y escasez de raza. El valenciano lo pasó con temple y limpieza por los dos pitones pero sin trascender lo suficiente.

Peor fue el cuarto, muy escaso de todo, con el que Ponce estuvo correcto, intentándole, pero sin poder hilvanar nada lucido.

Morante dibujó un precioso quite por chicuelinas a su primero, al que cuajó una faena con momentos de enorme pureza, embrujo, y rotundo calado por el pitón derecho, amén de los adornos e improvisaciones en los remates. Lástima que el poco fuelle del toro hiciera que la labor fuera también apagándose, hasta quedar casi en nada por fallar a espadas.

El quinto tuvo su miga, pero Morante hizo la apuesta con él, esforzándose de verdad para meterlo en vereda y cuajar una faena vibrante y repleta de torería sobre ambas manos. Los redondos fueron de categoría, pero los naturales fueron cumbres por el regusto, la espontaneidad y el aroma que desprendió. Gran Morante, que cortó una oreja con fuerte petición de la segunda.

Rotundo se mostró El Juli con el buen tercero, con el que se mostró sobrado en todo, con mucho dominio y suficiencia para torear con mando y aplomo por los dos pitones al dócil "alcurrucén" en una faena siempre a más y de notable calado, y rubricada con un epílogo en las cercanía de tanta autoridad como emoción. Funcionó la espada y logró las dos orejas.

Otros dos apéndices consiguió El Juli del sexto, en el que volvió a formar un auténtico alboroto tanto con el capote como con la muleta, haciendo las delicias de los tendidos con un toreo poderoso y de mucho gobierno. Con la espada fue otra vez un cañón.

Comentarios