Que la segunda ola nos pille preparados

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Actualmente ya se puede afirmar que la segunda ola de la crisis producida por la Covid está aquí. No es poco lo que se ha hablado a lo largo de los últimos meses de las consecuencias que la pandemia ha causado en los países donde ha tenido más impacto, dejando en los huesos a muchos sistemas sanitarios, incluido el español, y devastando la economía de países que no habían alcanzado la recuperación de la crisis del 2008. 

Sin embargo, también se debería recalcar, y de mayor manera, los daños psicológicos que esta crisis ha causado, está y seguramente seguirá causando en la población mundial. A las puertas de un posible segundo confinamiento es importante recordar lo ya aprendido en la primera oleada del virus. Aunque los expertos indican que la repetición de una situación como la vivida tendría consecuencias psicológicas y emocionales mucho más graves que la primera, no está de más mirar atrás para reflexionar sobre cómo se vivió y pensar de qué manera se podría mitigar sus efectos.

Un estudio realizado por la Universidad del País Vasco encabezado por la Dra. Nekane Balluerka, en el que se investigan las consecuencias psicológicas de la pandemia, indica entre sus conclusiones que “la incertidumbre, la preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave (COVID-19 u otras), y la preocupación por perder seres queridos” fueron los causantes de la ansiedad y el miedo sufrido por diferentes grupos poblacionales. 

Asimismo, la conjunción de crisis sanitaria y crisis económica crea una situación extremadamente delicada para muchos hogares españoles que ya antes tenían dificultades para salir adelante. El estudio citado indica que “ansiedad, depresión e ira son componentes fundamentales de la dimensión de estabilidad emocional” por lo tanto es crucial controlarlos. A lo largo de estos meses se han repetido recomendaciones para sobrellevar la situación y que la situación derivada del virus cause la menor cantidad de secuelas psicológicas posible.

Conociendo ya la situación en la que podría derivar la crisis en los próximos meses, es decir un confinamiento parcial o total, cabe recordar que está en la mano de cada uno trabajar ciertas herramientas que pueden ser de gran utilidad tanto física como mentalmente. Para que la mente no se vea invadida de pensamientos negativos es importante el manejo que se hace de la información emitida por los medios de comunicación. 

Además, ahora que ya las plataformas como Zoom están en todos los hogares, hacer un buen uso de ellas y mantener el contacto con la familia y los amigos para mostrar apoyo social es mucho más fácil. También es importante encontrar otras herramientas para mitigar la soledad, intentando no perder las ganas de conocer a gente nueva, por ejemplo a través de plataformas online ya que actualmente son la vía más segura teniendo en cuenta las restricciones de encuentros y desplazamientos. A la hora de gestionar una cuenta de usuario son importantes los datos que se aportan en la descripicón personalizada, al igual que saber cómo conseguir más coincidencias en aplicaciones de citas, para poder encontrar a la persona más afín.

Por último, y no menos importante, recordar las actividades en las que se encontraba placer que se realizaron en los últimos meses. Tener presente que igual que hay que activarse y mantener el cuerpo sano a través del ejercicio físico y la alimentación, también es imprescindible poner off en él y conseguir desconectar. En consecuencia, entendiendo los posibles daños psicológicos derivados de este tipo de situaciones, cabrá ser responsables y jugar las cartas que nos brindan las herramientas de que disponemos. 
 

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