Sergio Leiro: "Es necesario explorar nuevas zonas de cultivo de mejillón"

El director general del grupo Leiro desgrana el proceso de producción de la firma, con sedes en Portonovo y en Chile
Sergio Leiro en la fábrica
photo_camera Sergio Leiro en la fábrica

Sergio Leiro es la tercera generación que toma las riendas del Grupo Leiro e Hijos S.L., un grupo asentado en Portonovo y especializado en la distribución de mejillones. Su nivel de producción roza actualmente las cinco toneladas de mejillón ultracongelado, aunque hay que empezar diciendo que, si alcanza esta cifra, es porque la compañía dispone de una fábrica en Chile, una alternativa que le permite esquivar los episodios de mareas rojas y toxinas que sufren las rías pontevedresas y gallegas. De hecho, fueron estos episodios tóxicos los que empujaron a los promotores de la fábrica a cruzar el charco y los que hacen que Sergio recupere una gran demanda del sector: "más zonas de producción". 

El joven arousano considera que "es necesario explorar nuevas zonas de cultivo de mejillón, quizás en zonas más alejadas de la costa o en otras rías" que no están "abiertas a estas tareas". En Chile, aparte de que hay más superficie, el Gobierno tiene autorizadas más zonas de cultivo y eso permite abastecer al cliente durante todo el año. El miedo a que el precio se devalúe tras la apertura de nuevas zonas de producción no se sostiene, según Sergio. Entre otras cosas, porque en Galicia "está habiendo muchos parones" motivados por las toxinas "y es muy difícil que el precio se devalúe". "En lo que va de año hemos estado parados cuatro meses", recuerda el empresario, director general de la firma. 

Sergio considera que el principal problema de la fábrica es la falta de disponibilidad del producto y que "se trabajan pocos meses para la inversión hecha"

En relación con esto, Sergio considera que el principal problema de la fábrica es la falta de disponibilidad del producto y que "se trabajan pocos meses para la inversión hecha". "Cuesta mucho rentabilizarlo", advierte. 

INICIOS. Los orígenes de la empresa se remontan a 1972, cuando su abuelo, Leopoldo Leo Bea, funda un cocedero de mejillón cerca de la sede actual de la fábrica. Los inicios comenzaron "por amistad con los responsables de una conservera", quienes le solicitan que se haga cargo de la cocedura del mejillón. Leopoldo acepta y echa a andar la que sería matriz de la firma. 

Unos años más tarde la compañía pasa a manos de la segunda generación, el padre y el tío de Sergio, que capitanean una nueva orientación del negocio hacia la ultracongelación y distribución de mejillones entre clientes del sector hostelero y alimenticio. Entonces la empresa ya respondía al nombre de Leiro e Hijos S.L. 

El siguiente gran paso tiene lugar a principios de siglo, cuando el grupo empresarial decide iniciar relaciones comerciales con una empresa de Chile. El detonante fue una feria en la que los empresarios Leiro conocieron el mejillón chileno, un molusco "bastante similar" al gallego y de "buena calidad". La razón de fondo fue la avalancha de mareas rojas y toxinas que provocaban parones obligatorios en el proceso de producción y "dejaban a los clientes sin suministro". A los cinco años, el grupo Leiro se desliga de su socio chileno y compra el 100% de las participaciones de la factoría de Chile, que pasa a ser de su propiedad. 

La empresa emplea a cerca de 150 personas, de las que unas 50 trabajan en las instalaciones de Portonovo y el resto en la factoría de Chile

El mejillón que se captura y se procesa en Chile se destina a un mercado muy diversificado que incluye América, Asia y Europa, "donde tiene muy buena acogida" y donde se encuentran los mayores consumidores de este molusco con huella pontevedresa. Los moluscos que se tratan en la planta de Portonovo se dirigen, fundamentalmente, al mercado nacional e incluye tanto molusco chileno como gallego. 

La empresa emplea a cerca de 150 personas, de las que unas 50 trabajan en las instalaciones de Portonovo y el resto en la factoría de Chile. La obtención de los moluscos difiere según el lugar de producción. En Galicia "la empresa no tienen cultivos propios", por lo que adquiere la materia prima a terceros. Al otro lado del Atlántico, la empresa se surte de bateas propias y de proveedores sudamericanos. 

La gran seña de identidad de la compañía es "la calidad", señala Sergdio. "Solo trabajamos cuando el mejillón tiene buen tamaño y buen color, y hacemos una selección muy exhaustiva". Los ejemplares que no reúnen los requisitos mínimos para formar parte de un paquete de la casa Leiro, se quedan fuera del paquete. 

Además, Sergio subraya la utilización de "tecnología punta" en todo el proceso de producción, lo que permite que el mejillón llegue a su destino con todas sus "propiedades y características organolépticas" intactas. 

En la planta gallega trabajan con un laboratorio externo que se encarga de comprobar que la producción cumple todos los parámetros de carácter sanitario. En Chle incluso dispone de un laboratorio propio para el análisis bacteriológico de cada lote producido.

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