Sorpresa en el velatorio de Fexdega

Tres meses después de su toma de posesión con alcalde de Vilagarcía, el Gobierno presidido por Tomás Fole logró el hito de unir a los cuatro grupos de la oposición: desde la derecha más genuina, representada por Ivil, hasta los comunistas de EU, en un frente que se completa con el PSOE y el BNG. Son 11.00 votos los que lograron, contra poco más de 8.000 del PP.

Sus portavoces comparecieron ayer en una rueda de prensa para anunciar que pedirán al Valedor do Pobo que inste al Concello a hacer suya la propuesta que presentaron al Pleno celebrado el día 24, en la que exigen la continuidad de la actividad ferial, que la Xunta siga participando en su financiación y la anulación de los despidos de sus cuatro trabajadores.

Esta solicitud no pudo ser votada porque el Gobierno de Fole desoyó su demanda de que el Pleno adoptase un acuerdo, al convocarlo solo para que el Gobierno diese cuenta de su gestión, a pesar de que le reclamaron que rectificase el orden del día una vez que comprobaron la formulación que había usado para evitar su primera derrota. De haberlo hecho, los 11 ediles de la oposición se habrían impuesto a los 10 del PP.

El cambio en el orden del día podría tener consecuencias de tipo penal para el alcalde, subrayaron, de ahí que barajen la idea de presentar una demanda penal, a título personal, acusándolo de prevariación, porque entienden que Tomás Fole adoptó una resolución injusta a sabiendas.

Una segunda derivada que tampoco descartan es acudir a la vía contencioso-administrativa, para que el Gobierno se vea obligado a trasladar a la Xunta el acuerdo al que llegaron, y también cuentan con la alternativa de convocar un nuevo pleno para abordar este asunto de nuevo.

Otra consecuencia de su decisión es que la CIG anunció la presentación de una denuncia contra el Concello, la Xunta y la Cámara de Comercio, cuyo presidente ostenta también la de la Fundación Fexdega, por el despido de los trabajadores.

El nacionalista Xosé Castro insistió en que quieren evitar a toda costa la judicialización de la vida política municipal, pero también advirtió de que lo que está en juego no es solo la continuidad un símbolo de Vilagarcía, sino el poner freno a una estrategia que el Gobierno de Fole podría utilizar para tratar de neutralizar las iniciativas que tomen los grupos de la oposición.


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