Soto señala como ''prioritario'' el seguimiento de calidad del 'compost' que se crea en las estaciones

Soto ha señalado que una de las líneas de trabajo prioritarias en el compostaje a escala doméstica es el seguimiento de la calidad del producto obtenido, así como de la eficiencia de las estaciones.

El proceso de creación de esta materia permite transformar la materia biodegradable en una fuente de alimento para los vegetales, pero sin salirse nunca de su ciclo vital natural. El hummus generado garantiza todos los nutrientes que el suelo necesita, por lo que reporta beneficios a nivel agrícola al aumentar la producción y al evitar la erosión, pero también a nivel de calidad, pues supone el paso de un fertilizante fósil a uno natural.

Sin embargo, esa calidad hay que controlarla, pues existe un riesgo muy alto de contaminación. Periódicamente se realizan estudios químicos del compost generado y se determina, dentro de unos baremos establecidos, si los niveles de sus diferentes componentes se hallan dentro de la normalidad.

El denominado compost de Clase A, que se consigue a través de una selección cuidada, es el de mayor calidad. Es utilizado y aceptado para el cultivo ecológico. Por debajo se halla el compost de Clase B, que sirve para el cultivo general y, usualmente, junto con el A, es el que se suele generar a nivel doméstico, dada la cuidadosa selección. Sin embargo, esta denominación debe ser garantizada, por seguridad, antes de usarlo para el cultivo.

Los residuos orgánicos que se generan en los núcleos urbanos, y debido a un proceso de selección que suele ser menos controlado, puede contener, tal y como advirtió Soto, ''hasta 5 veces más'' cantidad de elementos contaminantes que los residuos que conforman el compost de primera clase. Por supuesto, puede ser usado para algún tipo de cultivos, como jardines, ''pero no para producir alimentos''.

En realidad, hay dos líneas, explicó el profesor,  para entender el compostaje. Se pueden reutilizar sólo vegetales o usar también restos de carne y pescado, y así se puede medir, en parte, qué elementos contaminantes estamos añadiendo al futuro abono.

UN COMPOSTADOR PARA TODOS
Soto señaló, durante su ponencia, que todos aquellos que solicitan un compostador se comprometen de alguna forma con el racioncinio ecológico. Es importante tener en cuenta, sin embargo, recordó, que una estación de este tipo debe cumplir con ciertos requisitos y que solicitar un compostador comercial asegura, en muchos casos, un mejor aprovechamiento tecnológico y del espacio.

Instó también a pensar en el compostaje colectivo, que, tratándose de unas cantidades superiores a las consideradas de tipo doméstico (llegando de unos 400 litros diarios de residuos a 1.000 litros) supone una eficiencia mucho mayor. Además, de crecer podría gestionarse con una compostadora motorizada, como la que funciona en la Universidad de A Coruña con todos los residuos de los comedores, tal y como explicó el ponente.

En todo caso, Soto apuntó a una serie de manuales de compostaje elaborados por ADEGA y por Composta en Red, que pueden servir de ayuda a todos los que quieran iniciarse en el mundo de la reutilización orgánica.

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