Toda en madera y por cien euros al mes

Tienen 88 y 49 metros de superficie, respectivamente; la madera de árboles gallegos es el único elemento de todos sus parámetros constructivos, desde el exterior, hasta las paredes que separan las habitaciones y son las cinco primeras ecoviviendas de Cotobade. Las desarrolló la Xunta de Galicia en un proyecto experimental en el que colaboraron la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas (MATI), el ente público Xestur y el Concello cotobadés y este viernes se entregaron las llaves a sus cinco primeros moradores.

El conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, acudió al acto de entrega de estas cinco viviendas con el que concluye una acción que recordó, inició la anterior Xunta, a través del departamento de Vivenda como iniciativa piloto y podrá servir ''se se analizan e optimizan os custes de construción'', para articular una nueva oferta de residencia para evitar que los jóvenes gallegos abandonen el rural.

Al acto asistieron el alcalde, Jorge Cubela, el delegado territorial, Cores Tourís y el responsable de Xestur Pontevedra, Javier Domínguez Lino. Tras la entrega, uno de los beneficiarios, se prestó a mostrar su vivienda, en la que el conselleiro preguntó al arquitecto varios detalles sobre las construcciones modulares.

Además de sus paredes en chapado de eucalipto, del suelo de melamina y del exterior de roble y pino rojo, las casas cuentan con paneles solares y un acumulador de energía que completa el repertorio de elementos sostenibles. Consolidar la población rural y ofrecer una respuesta a los jóvenes del municipio era el objetivo de la puesta en marcha de este proyecto, motivo por el que los beneficiarios pagarán entre 105 euros, por las viviendas de un dormitorio (53 metros) hasta 194 euros, por las de tres (88 metros). Para acceder a este servicio han tenido que inscribirse previamente en la lista de demandantes de vivienda de alquiler de la Xunta. Y esperar. Han pasado años desde que se anunció el proyecto, y, aunque el plazo de construcción de las casas -que fueron fabricadas en un centro tecnológico y trasladadas a Cabanelas- era de tres meses y el coste de licitación de medio millón de euros, al final, han pasado más de tres años y el coste final, incluida la urbanización, es de un millón de euros.

''Quise esta casa''

Una de las beneficiarias de las viviendas de Viascón, Ana Belén Arias, explicó ayer que el proceso de espera para conseguir su casa ha sido largo. ''Yo soy de Ourense, pero trabajo en Pontevedra y me dí de alta en la Bolsa de Aluguer de la Xunta porque me enteré de esta promoción y me encantó'', relató. ''No me fue difícil ser adjudicataria, pero pasaron más de tres años desde entonces''.

Para la nueva inquilina ha valido la pena, y no solo por el coste reducido que tendrá que pagar por su nueva morada, de una habitación. ''Esa es una ventaja, y otra, poder vivir en el rural, como siempre he deseado''. Aunque trabaja en Pontevedra, piensa desplazarse todos los días y sacar el máximo partido a la casa.

Las construcciones, que cuentan con garaje y trastero tienen una cubierta plana y de gravilla, apta para los aficionados a la arquitectura moderna, pero a Ana Belén, desde el porche de la suya, todo ello le pasa desapercibido ''me encanta, siempre quise tener una casa de madera'', dice satisfecha antes de abrir la puerta de entrada.

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