Un año detrás del pederasta

Las llamadas que realizó desde un teléfono móvil cuando estaba con una de las menores a las que presuntamente secuestró para cometer abusos sexuales han sido la pista definitiva que ha llevado a la Policía a detener en Santander, tras un año de trabajos, al ya conocido como pederasta de Ciudad Lineal.

Tras meses de trabajo de la operación Candy, la Policía Nacional localizó al hombre, un español de 42 años, presunto autor de cinco abusos consumados y tres tentativas y que fue condenado a siete años de prisión por agredir sexualmente a una niña de 6 años en los noventa, al cribar llamadas de teléfono realizadas en esa zona de Madrid y sus alrededores donde habría cometido los hechos.

Al arrestado, con numerosos antecedentes, se le atribuyen, entre otros casos, el presunto autor del rapto durante varias horas de dos menores en el distrito de Ciudad Lineal liberadas con síntomas de haber sido narcotizadas -una niña española de nueve años, el 10 de abril; y una de origen chino de seis, el 17 de junio- y a otra más, el 22 de agosto, en el de Hortaleza, en una zona muy próxima.

No obstante, los investigadores también realizaban pesquisas para saber si este hombre era el autor del secuestro de otra menor en septiembre de 2013 en el distrito de Ciudad Lineal, así como de un intento de rapto el 10 de abril de 2014, unas horas antes y muy cerca del que sí logró consumar ese mismo día.

Durante un año, la Policía ha estrechado el cerco al denominado "enemigo número uno" de Madrid por la delegada del Gobierno en la Comunidad, Cristina Cifuentes, en una operación cuyo hermetismo sobre sido máximo.

La declaración de la última niña raptada que se achaca al presunto pederasta, que no fue narcotizada como las dos anteriores, permitió elaborar un retrato aproximado del criminal, elaborado por la Comisaría General de Policía Científica y que no se difundió públicamente.

La investigación constató entonces dos modus operandi diferentes -el criminal no llevó a un piso a esta última menor y no la bañó para borrar huellas, sino que la retuvo en un coche y menos tiempo-, pero achacó este cambio a que, posiblemente, el raptor se vio obligado a cambiar su estrategia.

En agosto, el juzgado madrileño que lleva el caso decretó el secreto de las actuaciones relacionadas con el pederasta y dio así un "respiro" a la Policía, molesta por la publicación de informaciones con datos que no habían trascendido ni a los agentes que son ajenos a la investigación.

Tras los casos de abril y junio, los investigadores aguardaban que el pederasta actuase al término del verano, ya que entre los dos primeros transcurrieron dos meses y este tipo de delincuentes suelen mantener una cadencia determinada.

La alarma social generada por la actividad del presunto pederasta motivó una "cumbre policial" a finales de agosto en la Jefatura Superior de Policía de Madrid en la que se acordó reforzar la prevención, sacar más agentes a la calle y comenzar el protocolo para instalar más cámaras de seguridad en puntos estratégicos.

Además, la Comunidad de Madrid puso en marcha un protocolo especial de Emergencias 112 para recibir y remitir a la Policía la información ciudadana sobre el pederasta, que ha llegado a superar los 132 avisos.

Igualmente, el Ayuntamiento de Madrid, dispuso que los policías municipales que patrullan los distritos de Ciudad Lineal, San Blas y Hortaleza utilizasen un sistema de videovigilancia en fase piloto que consiste en una cámara adosada al uniforme del agente para grabar cuando lo consideren necesario.

La preocupación ciudadana sobre estos casos en serie se vio agudizada por la publicación en las últimas semanas de dos supuestos intentos de rapto en las localidades de Coslada y San Fernando de Henares, donde un hombre llamó desde un coche a una niña de 8 años y a una joven de 16, casos que los investigadores desvincularon del pederasta.

La alarma social ha sido tal que la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, hizo un llamamiento el pasado lunes a la responsabilidad después de que un grupo de vecinos agrediese a un hombre creyendo que era el pederasta en la noche del viernes en el barrio madrileño de Valdebernardo.

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