Un derribo voluntario en el poblado de O Vao

Comienza la demolición de una vieja estructura abandonada, actuación solicitada por los propietarios de la parcela. El Concello de Poio dio luz verde al proyecto
Operarios trabajando en la obra durante la mañana de este jueves
photo_camera Operarios trabajando en la obra durante la mañana de este jueves

Los conflictos urbanísticos localizados en el poblado de O Vao parecen haber llegado a su fin, al menos de forma temporal. Apenas un año después de que el Concello de Poio realizase la demolición de las últimas chabolas ilegales, no se han vuelto a detectar en la zona nuevas construcciones que se salten la normativa. La Concellería de Urbanismo no tiene constancia de que se hayan reproducido las viviendas que no cumplen con la ley.

Sin embargo, la piqueta ha vuelto a dejarse ver por las inmediaciones del poblado situado en la parroquia de San Salvador. Desde hace algunos días, un grupo de operarios se afana en echar abajo una vieja estructura de hormigón cuyo estado de deterioro era más que evidente. No obstante, el responsable municipal del departamento urbanístico, Gregorio Agís, puntualiza que este derribo no corre a cargo de institución alguna, sino que fueron los propios dueños de la parcela los que acometieron los trabajos. "Hai uns meses presentaron no Concello un proxecto para efectuar a demolición e recibieron o permiso correspondente", apunta el concejal socialista, que deja claro que "non existía ningún requirimento por parte da Xunta de Galicia ou do propio Concello" para ejecutar estos trabajos. "Trátase dunha estrutura que leva moitos anos abandoada, pero non incumpre ningunha normativa", corrobora el titular de Urbanismo. Esta situación poco tiene que ver con lo sucedido en febrero de 2015. Este jueves se cumplió un año del inicio de la demolición de los últimos inmuebles denunciados por la Asociación de Veciños do Vao. Aunque el proceso jurídico se inició en 2002, la presentación de recursos por parte de la Administración local provocó que estos tres inmuebles no se echasen abajo hasta entonces (los siete restantes ya habían sido demolidos en 2007 y 2008).

Aunque los trabajos pudieron desarrollarse con normalidad, la actuación no estuvo exenta de polémica. Y es que la pretensión inicial del Ayuntamiento era iniciar las tareas de derribo el 3 de febrero. Sin embargo, el Gobierno local se encontró con un problema inesperado: la Subdelegación del Gobierno no disponía en esa fecha del número de agentes necesarios para garantizar la seguridad de los operarios.

'A ESCONDIDAS'. Finalmente, tras varios días de incertidumbre, el alcalde, Luciano Sobral, alcanzó un acuerdo con los propietarios de las viviendas, que permitieron el normal desarrollo de los trabajos a cambio de que no hubiese presencia policial ni de medios de comunicación.

Esta fue una de las escasas ocasiones en las que la piqueta ha sido protagonista en Poio durante el último lustro. Y es que, al margen de este derribo, apenas se han registrado tres demoliciones más desde el año 2010. Todas ellas fueron realizadas por la Axencia para a Protección da Legalidade Urbanística (APLU). El departamento dependiente de la Consellería de Medio Ambiente echó abajo dos viviendas unifamiliares que se ubicaban en terrenos protegidos por la Ley de Costas.

Además, la Administración autonómica también fue la responsable de acabar con el culebrón de la vieja estructura de A Piolla, en pleno casco urbano de Raxó, que fue derribada en 2013 tras 15 años de espera.

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