Un equipo de ensueño

Hay fotos que delatan, porque demuestran muchas cosas, buenas y malas. En este caso lo primero. Tienen razón aquellos que aseguran que una imagen vale más que mil palabras. La presencia de la Copa del Mundo de balonmano en Pontevedra fue una ocasión perfecta para poner en relieve la trascendencia que este deporte ha tenido, y sigue teniendo en esta ciudad. Alrededor de una simple figura de bronce, pero que significa mucho más, una veintena de personas, que son parte de la historia de este deporte. Si a esa relación se suman nombres como el de Paulino Martín, Pillo, Manuel Corrochano, Cameselle, Santiago Picallo, Chan, Morocha… estaremos hablando de un verdadero equipo de ensueño, que pertenece a los anales deportivos de esta ciudad. Ellos han construido el ¡ba-lon-ma-no! de esta ciudad. Han ido creando sueños colectivos basándose en los suyos particulares. Desde sus posiciones de jugadores, entrenadores, directivos, recuperadores, mecenas… dedicaron su vida a la ciudad, a crear generaciones mejores, a dar alegrías y luchar por ideales. Los mismos que cada día se dan cita en el Multiusos o en el viejo Estadio de la Juventud cuando los chavales del Cisne y del Teucro van conquistando el futuro que les pertenece. Chavales que tienen sueños al igual que los Arias, Chan, Pillo, Sansilvestre, Area, Coté, Escudero, Edín… tuvieron en su día y que gracias a los Paulino Martín, Juan Luis, Fis, Nieves Gamallo, Fernando Gago… pudieron hacerlos realidad. Siempre se tiende a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor; pero sin caer en el conformismo, pocas ciudades pueden presumir de tener un ‘tejido’ de balonmano como en la actualidad hay en Pontevedra. Donde, independientemente de los ciclos, siempre se respira un espíritu especial porque aquí el balonmano es como una religión.

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