A sus 97 años, Carmen Vázquez Otero no pierde detalle de lo que sucede a su alrededor. Esta vecina de Soutullo (Noalla) se reencontró este miércoles con su pasado al visitar la exposición que rememora el naufragio del Santa Isabel, que tuvo lugar el 2 de enero de 1921 y que provocó la muerte de cerca de 250 personas (incluidos 60 niños) a apenas un centenar de metros de la Illa de Sálvora.
Carmen es la única superviviente de la tragedia que aún vive en la actualidad. Ella, su madre y su hermano mayor, junto a otros 40 afortunados, lograron llegar a tierra firme antes de sucumbir al oleaje y a las frías temperaturas del mar. A pesar de que por aquel entonces no era más que un bebé (no llegaba a los dos años de edad), la anciana sabe perfectamente qué ocurrió gracias a las historias que le relató su progenitoria. Casi un siglo después, el Concello de Sanxenxo y los organizadores de la muestra, que permanece abierta al público en la lonja de Portonovo desde el pasado 18 de agosto, le hicieron entrega de un ramo de flores y varios obsequios que la vecina de Noalla recibió emocionada entre los aplausos de las numerosas personas que en ese momento visitaban la muestra, que echará el cierre el 18 de septiembre. A la cita no faltaron el alcalde, Gonzalo Pita, ni la edil de Benestar, Sandra Fernández. También acudió el comisario de la colección, Ignacio Charlín.
Carmen Vázquez viajaba en el buque siniestrado en compañía de su madre y de su hermano mayor, que también sobrevivieron
A pesar de encontrarse a las puertas de una centuria, Carmen Vázquez transmite una jovialidad envidiable. Su sonrisa delataba su alegría por el acto de este miércoles, en el que también estuvieron presentes varios familiares. Cuando se le pregunta cómo se encuentra de salud, responde quedamente que está bien, aunque reconoce, divertida, que "agora xa me custa algo ler". La sanxenxina se subió al Santa Isabel en el puerto de Cádiz a principios de la década de los 20 para llegar a Vilagarcía. Anteriormente, ella y su familia había cruzado el océano Atlántico desde Buenos Aires, donde vivía su padre, que se vio obligado a emigrar a Sudamérica, como otros tantos gallegos, para poder ganarse la vida. Fue precisamente en tierras argentinas donde Carmen vino al mundo a finales de la década anterior.
LA TRAGEDIA. La madrugada del 2 de enero de 1921, Carmen se encontraba en el camarote que compartía con su madre y su hermano. Fue entonces cuando el buque acabó chocando con violencia contra las rocas, víctima de un furibundo temporal. Más de 200 personas no tuvieron tanta suerte como la familia Vázquez Otero y perecieron en su intento por llegar a la orilla de Sálvora, donde los supervivientes recibieron auxilio de los vecinos.
El responsable de la exposición, Celestino Viéitez, defendió este miércoles la necesidad "de recordar las epopeyas del pasado, sean o no trágicas. En otro país, esta tragedia perduraría en el tiempo, pero en España somos muy olvidadizos para estas cosas". El periodista marinense alabó a Carmen y apuntó que "hoy en día es la única persona que puede hablar de lo que sucedió a menos de 150 metros de Sálvora".
Cada noche, la anciana y su familia se reúnen para cenar en la cocina de su casa de Soutullo. Desde allí se puede ver el faro de la isla, que fue testigo de la tragedia. "Ela sempre se pon de frente para velo mellor", asegura su hija, mientras la protagonista del acto esboza una sonrisa y pregunta en voz alta si "merezo todo isto".
