La alarma saltó cerca ya de las 22 horas, cuando una monja del monasterio de A Armenteira comprobó que la moto en la que se había desplazado José Torres Busto desde el lugar de Balboa, donde vive, seguía en el mismo lugar donde la había dejado a primera hora de la tarde. La víctima realizaba ocasionalmente labores de limpieza en la finca amurallada y anexa a la abadía.
Extrañada por la situación, accedió a la finca, donde pudo observar que había quedado aplastado por el tractor de pequeñas dimensiones que manejaba. Quince minutos después llegaba una ambulancia medicalizada, cuyo personal sólo pudo certificar su fallecimiento.
También acudieron los Bombeiros do Salnés desde la base de Ribadumia, cuya intervención no fue necesaria porque varios vecinos ya habían retirado el cuerpo de debajo del tractor.
Todos los testimonios recogidos apuntan en la dirección de que el suceso pudo haberse producido a media tarde, y entre las hipótesis que se barajan figura la que indica la posibilidad de que hubiese sufrido un infarto, ya que la víctima tenía un grave problema de sobrepeso (pesaba más de cien kilos) y durante la tarde del viernes el termómetro llegó a superar los 30 grados. José Torres Busto tenía una hija de corta edad. El entierro se celebrará hoy.
