Un tesoro oculto en la desconocida Soria

El Burgo de Osma es una localidad que ha tenido una gran importancia en la historia y sus calles están llenas de detalles
Calle Mayor de El Burgo de Osma
photo_camera Calle Mayor de El Burgo de Osma

Soria es una de esas provincias españolas que tiene lugares fantásticos, y muchos, pero que aún están por descubrir y salir a la luz. Uno de ellos es El Burgo de Osma, una localidad que ha tenido una gran importancia a lo largo de la historia. Ya en la época visigótica adquirió el carácter de sede episcopal, su protagonismo fue creciendo y alcanzó su mayor esplendor en el transcurso del siglo XVI. Según el visitante va avanzando en su paseo por la ciudad va tropezando con detalles que le van dando pistas sobre la antigüedad de esta villa, así como de la importancia que históricamente tuvo.

Y es que El Burgo de Osma fue, como su nombre indica, burgo pero también diócesis. Fruto de esa historia es una de las mayores joyas que tiene que ofrecer: la catedral. Aunque ha ido sufriendo diferentes reformas, arreglos y ampliaciones, la primitiva catedral de estilo románico data del siglo XII, aunque de ella quedan pocos restos porque en el siglo XIII fue sustituida por la catedral gótica actual. A pesar de eso, decir que la del siglo XIII es actual no es del todo exacto. Es cierto que la concepción arquitectónica fundamental no ha variado, pero sí se han ido añadiendo capillas y sustituyendo elementos con el paso del tiempo. Y eso lo que ha hecho ha sido enriquecerla hasta convertirla en el auténtico tesoro que es hoy gracias a las magníficas obras de arte que en ella se alojan, algunas de artistas como Juan de Villanueva o Juan de Juni por citar alguno.

Además, en su interior alberga un beato escrito por el clérigo Pedro y miniado por Martino en 1086. El beato contiene un mapamundi que ofrece datos sobre la geografía espiritual de la época. Tal es su importancia que fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento el 3 de junio de 1931. Es difícil describir la catedral del Burgo de Osma. Se puede decir que su visita es un recorrido por la historia del arte, porque allí hay muestras que abarcan desde su origen románico hasta el neoclasicismo de la Capilla del Santísimo, por poner un ejemplo.

La catedral no es la única muestra cultural digna de ser admirada. Hay más. Hablando de arquitectura, merece la pena su calle Mayor, que es, seguramente, el primer contacto del visitante con la ciudad, ya que corre paralela y muy próxima a la carretera que divide en dos la localidad. Es una calle porticada a uno de sus lados, con casas balconadas y sobre columnas, muchas de ellas aún de madera. Desemboca en la Plaza Mayor, también porticada, donde el visitante se topa con dos de las mejores muestras artísticas de El Burgo de Osma: el Ayuntamiento y el Hospital de San Agustín, de estilo barroco.

El primero se trata de una construcción neomudéjar de 1771, presidida por un reloj. Por otro lado, el hospital, mandado construir por el obispo Arévalo y Torres, acoge actualmente el Centro Cultural de la Villa. La fachada es la parte más interesante del edificio: sigue el modelo de palacio Casa de Austria, de tipo alcázar, con dos torres achapiteladas que flanquean el rectangular cuerpo central. Saliendo de la localidad se puede descubrir el castillo de Osma, que se asienta sobre un cerro entre los ríos Ucero y Abión, próximo a la célebre ciudad romana de Uxama Argaela. Construido entre los siglos X y XI y modificado entre los siglos XIV y XV, cuenta la historia que en la noche del 6 de octubre de 1469 el príncipe Fernando de Aragón llegó disfrazado de mercader para huir de la persecución del marqués de Villena y del conde de Medinaceli, pues venía a contraer secreto matrimonio con Isabel de Castilla.

Según esta historia, por no reconocerle el guardián de la puerta, le arrojó un dardo de ballesta que a punto estuvo de alcanzarle y llevarse su vida.

LAS TERMAS. No muy lejos del centro de la ciudad está la antigua Universidad de Santa Catalina, uno de esos edificios que protagonizan una historia curiosa. Fue fundada en 1550 por el obispo portugués Pedro Álvarez de Acosta y clausurada en 1841. Durante sus años de funcionamiento como centro universitario vivió diferen tes etapas de grandeza y decadencia, incluyendo varios periodos en los que los estudios se suspendieron, de 1770 a 1778, de 1807 a 1814 y de 1833 a 1839, este último por ser considerada un centro de agitación política.

Tras su cierre definitivo ha tenido los más variados usos que se puedan imaginar. Ha sido hospital, cuartel de la Guardia Civil e, incluso, Feria de Exposiciones de Ganado. Y ahora es un hotel termal, que es otro de los grandes alicientes con los que cuenta El Burgo de Osma. El edificio está totalmente remodelado, logrando una convivencia perfecta entre el edificio renacentista y la decoración moderna y funcional propia de un hotel de esta época. Lo que fue el claustro de la Universidad es ahora la entrada, el centro de la vida del hotel. Allí, por ejemplo, se sirve el desayuno. Además, tiene una claraboya desde la que se puede ver el centro termal y que permite la entrada de la luz natural a las dependencias del balneario. Tiene una piscina termal de agua mineromedicinal y una zona balneario con una buena oferta de tratamientos.

Entre los circuitos de contrastes hay que mencionar el San Baudelio porque el lugar donde se hace es una reproducción de la ermita mozárabe de San Baudelio, de la localidad de Berlanga, situada también en la provincia de Soria.

CAÑÓN DEL RÍO LOBOS. Aunque todo lo que ofrece la localidad es suficiente para disfrutar de una escapada de fin de semana, hay algo más en tierras del Burgo que hay que incluir en la visita. Es el Cañón del río Lobos, que está a unos 15 kilómetros de El Burgo de Osma y es una de esas maravillas que regala la naturaleza para que puedan ser disfrutadas sin más. Se trata de un parque natural que es una garganta kárstica, es decir, que ofrece un paisaje de grietas, grutas y formaciones fantásticas en la roca caliza.

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