Una joven de éxito que se desvivía por los demás

PONTEVEDRA. Rocío Piñeiro Oitavén nació en Pontevedra hace 36 años en el seno de una familia acomodada. Hija de Mario, director de la sucursal de Novacaixagalicia en Fornelos de Montes (de donde es originaria la familia al completo), estudió en Las Calasancias y en el Sagrado Corazón de Jesús. Tenía un hermano, de nombre Simón.

Afable y extrovertida, según cuentan los que le conocían más, empezó a seguir los pasos de su padre trabajando en la caja gallega en la capital provincial, al tiempo que colaboraba con el Asilo de Ancianos de forma desinteresada. Esa era otra de sus grandes virtudes: su afán de ayudar, de darlo todo por los demás. «Lo hacía desinteresadamente», dicen sus allegados.

En 2006 se casó con Federico Ventura Rábade, un joven procedente del vecino concello de Cotobade, ingeniero de profesión y, cosas de la vida, destinado a Madrid en el seno de una conocida empresa. El matrimonio y el empleo de su esposo llevaron a Rocío a la capital de España, donde fue trasladada por la entonces Caixanova para continuar también su carrera profesional.

(Más información en nuestra edición impresa del sábado, 1 de octubre)

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