Unos barcos de papel de la Bienal de Arte de Pontevedra viajan por medio mundo

Uno de los barcos, en Nueva York
photo_camera Uno de los barcos, en Nueva York

Hay barquitos chiquititos que, como dice la canción, no saben navegar y, sin embargo, son capaces de acabar viajando por medio mundo. Y no sólo eso sino que además lo documentan todo, se sacan fotos en algunas de las ciudades más impresionantes del planeta y acaban colgándolas en un blog.

Luis Ramos y Alfonso Otero son dos amigos de Pontevedra, de 33 años, que fueron este verano a visitar la Bienal de Arte. “Íbamos a ver las obras, pero la verdad es que lo que más nos interesaba era comprobar cómo había quedado el edifi cio nuevo del Museo”, cuenta ‘Fosi’ Otero. Durante su visita, los chicos se encontraron con la instalación ‘give a name to your boat’, de la tunecina Nadia Kaabi Linke. “La obra estaba compuesta por una serie de barquitos de papel.

El público podía interactuar con ella haciendo uno con un folio, dejándolo allí y cogiendo uno de los que estaban hechos. Nosotros pusimos allí los nuestros, nos llevamos uno cada uno y nos fuimos a tomar algo”. Apenas habían pasado unos minutos y los dos pontevedreses ya empezaron a darle vueltas a una idea: ¿Por qué no llevarse de paseo los barcos? ¿No estaban precisamente hechos para eso, para viajar, para moverse? “Teníamos planeada una excursión a San Simón, así que decidimos llevárnoslos y hacerles allí unas fotos”. Con ellas nació el blog www.losbarquitosdepapel. com.

Nadia

”La verdad es que la historia surgió sin grandes pretensiones pero enseguida vimos que tenía muchas posibilidades de llegar un poco más lejos porque a nuestros amigos les gustó la idea de hacerles fotos a los barquitos y que comenzaron a pedírnoslos para llevárselos por ahí de viaje”, cuenta Alfonso Otero.

Así que, gracias a ellos dos y sus amigos, los barcos de la instalación de Nadia Kaabi Linke acabaron retratados en ciudades como Lisboa, Amsterdam y Nueva York. El blog que registraba todas las peripecias siguió creciendo y hasta la artista tunecina, de cuyo proyecto acabó naciendo este otro, dio con él. "Nos quedamos súper sorprendidos cuando se puso en contacto con nosotros", explica Otero.

La artista tunecina, afincada en Alemania, les envió un correo electrónico contándoles que le había encantado lo que habían hecho con sus barcos. "Incluso supimos que la historia le había gustado mucho a su marido, que es crítico de arte, porque nos dijo que le parecía muy interesante la refl exión que proponíamos sobre el movimiento de las obras de arte, sobre la emigración y el viaje de las piezas".

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