Familias de Pontevedra recaudan fondos para enviar al Sáhara

Las familias pontevedresas de acogida de los niños saharauis que este verano visitaron la ciudad promueven una campaña de sensibilización ante los devastadores efectos que las lluvias están causando en los campos de refugiados
La familia Cordero-Vázquez, con Salek en el centro, este verano
photo_camera La familia Cordero-Vázquez, con Salek en el centro, este verano

"Hemos perdido nuestra casa, nuestros bienes, nuestra comida, nuestros animales... todo. Pero estamos bien", apunta, resignado, uno de los saharauis refugiados en los campos de Tinduf tras sufrir los devastadores efectos de las lluvias torrenciales. ¿Cómo entender semejante conformismo? "Es que ellos nunca se quejan, porque nos están tan agradecidos que no quieren preocupar", aclara la familia Cordero-Vázquez, una de las seis de Pontevedra que este verano participó en Vacaciones en paz, el programa de acogida de niños saharauis. "Cuando les preguntamos qué necesitaban, nos respondieron ‘solo un beso y un abrazo’".

Mónica Vázquez reconoce que todavía no ha tenido fuerzas para hablar con el pequeño Salek, que acaba de cumplir once años, "porque sé que me iba a echar a llorar y no quiero que me vea así". Pero sabe, por las conversaciones periódicas que mantiene con su madre biológica y sus hermanos, que la situación es angustiosa. "No les ha quedado nada. Viven en una jaima comunitaria y están pasando hambre y frío".

Aislados de la civilización, la comida llega a los campos de refugiados de Tinduf a través de la Media Luna Roja. "Tienen una aportación mensual que guardan como oro en paño, pero les había llegado tres días antes de las lluvias y también la han perdido", explica Alberto Cordero.

En catástrofes similares, la ayuda internacional suele canalizarse en forma del envío masivo de alimentos, ropa, medicamentos y productos de primera necesidad. Pero en este caso, la diplomacia juega en contra de los damnificados. "Marruecos expulsó a los saharauis de sus tierras y España se lleva bien con Marruecos y no quiere hacer nada que pueda molestar. Pero en situaciones como esta hay que dejar la política a un lado y tener una actitud más humanitaria", insta Alberto.

RECAUDAR FONDOS. Su pareja, Mónica, apunta que "podríamos iniciar mañana mismo una campaña de recogida de alimentos y seguro que conseguiríamos muchos, pero no disponemos de un avión para trasladarlos". Por este motivo, el único recurso que les queda a las familias de acogida es recaudar fondos para enviárselos a la Media Luna Roja y que esta se encargue de comprar los víveres y las ropas en Argelia.

"No queremos que la gente nos vea como ‘otros más que piden’, porque hablamos de algo excepcional, de una urgencia. Se trata de ayudar a unos niños que hace poco estaban jugando en los parques de Pontevedra. No suelo pedir nada, pero en este caso suplico a la gente que nos ayude a ayudar", implora Mónica.

Alberto apostiya que "la reacción debe ser cuanto antes, porque no hay tiempo para burocracias. Esta gente lleva desde el día 17 sin comida y hay que actuar ya".

Los promotores de esta campaña están vendiendo rifas, han organizado cenas benéficas y en breve prevén instalar mesas para recoger donativos, "aunque solo sean de un euro". Los interesados en colaborar también pueden hacer llegar su aportación a través de la ONG Solidariedade Galega co Pobo Saharaui, en cuya web se indica el número de cuenta para realizar los ingresos.

CEAS-Sáhara, la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara, organiza una misión a los campamentos de población refugiada saharaui en Tinduf (Argelia) para constatar de primera mano la grave situación humanitaria que se dá tras las lluvias torrenciales y para entregar a la Media Luna Roja Saharaui toda la ayuda recogida entre la población.

Esta misión, abierta a las ONG, quiere ser testigo de la catástrofe humanitaria que viven los refugiados y quiere ser también un puente aéreo de solidaridad para trasladardirectamente la ayuda de los miles de españoles que se están movilizando para tratar de aliviar la grave situación.

"Ahora que en los campamentos el frío es más frío aún, ahora que parte de lo construido durante 40 años se viene abajo por los efectos de las lluvias y el viento, y también por los efectos del desprecio y el abandono, queremos que nuestros hermanos saharauis sientan que no están solos, que escuchamos su dolor", sostiene el colectivo, que aprovecha la ocasión para destacar la "heroica resistencia ante unas Naciones Unidas que condenan a un pueblo entero a vivir en el destierro o bajo la ocupación".

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