Vigo, el punto negro de Feijóo

La debilidad en la primera ciudad de Galicia, frente al empuje del caudillo localista Caballero, inquieta a los populares, que siguen a la busca de un líder 


El primer presidente de la Xunta con domicilio en Vigo tiene en esa ciudad, la mayor de Galicia, su particular punto negro político y electoral. Los últimos datos de tendencias electorales de los que disponen los de Núñez Feijóo confirman las señales que ya se percibieron en las municipales y generales del año pasado. Ahora los populares se desgastarían a un ritmo elevado, mientras el PSOE comandado por el alcalde y caudillo localista, Abel Caballero, no sólo resistiría sino que se recuperaría de los desastres del final del zapaterismo con mayor celeridad que en el resto de Galicia. 

En este escenario, en el PP temen que se dé una situación de empate entre los dos principales partidos de cara a las próximas autonómicas. Ese resultado de igualdad sería el mismo que se produjo en las elecciones del 2005, las del fin del fraguismo, cuando los populares perdieron la mayoría absoluta en Pontevedra, al ceder dos escaños. Pero en comparación con el 2005, el PP parece mantener ahora una mayor fortaleza en el resto de la provincia y en las otras circunscripciones autonómicas.

Frente al empate del 2005 en Vigo, en las autonómicas de 2009 Feijóo logró una amplia victoria, con 9 puntos de ventaja sobre Touriño, quien cedió un escaño por Pontevedra. Como en la actualidad, en el eterno bucle de esta crisis interminable, Vigo centraba las angustias económicas de la presidencia de la Xunta en el final de la pasada legislatura. Ahora tiene un 24% de tasa de desempleo, según el Instituto Galego de Estatística, 5 puntos por encima de la media de la Galicia urbana y casi el doble que A Coruña, aunque estos datos de paro a nivel local deban ser tomados como indicativos, por su relativa fiabilidad.

Si bien Feijóo empezó su mandato con el gesto de abrir una delegación de la Xunta en Vigo, después se vio desbordado por la cruzada localista de Caballero, a quien además beneficia ante la opinión pública viguesa su virulento enfrentamiento con el principal periódico de A Coruña. 

Abel siguió el manual de Paco Vázquez. Si éste utilizó el pleito de la capitalidad para capitalizar el supuesto agravio a A Coruña, Abel empleó de la misma manera la fusión de las cajas. En las municipales retuvo la alcaldía y, en un momento terrible para el PSOE, subió dos concejales, a costa del BNG. El PP bajó en votos y en las generales obtuvo en Vigo el peor resultado de la Galicia urbana, además de ser la única ciudad gallega en la que fue superado por la suma de PSOE y BNG.

La aprobación de la ley del área metropolitana de Vigo sin el consenso del ayuntamiento de la ciudad alimenta la cruzada de Caballero, quien de todos modos tiene también sus propios frentes de desgaste, fruto de su disparatada egolatría, su posición minoritaria en el pleno de la corporación, al salirse el BNG del Gobierno local, y sus enfrentamientos con Pachi Vázquez, el secretario general del PSdeG. 

Pero la situación interna del PP de Vigo es peor, después de que, como era de esperar, el relevo de Corina Porro, Chema Figueroa, no haya conseguido consolidarse como una alternativa al alcalde. Con todo el poder de la Administración central y autonómica, el PP dispone de múltiples plataformas para lanzar a un líder de futuro, pero no lo tiene. En la delegación de la Xunta ha situado a María José Bravo, ex tertuliana de los medios públicos gallegos, para que polemice con el alcalde, quien juega en su terreno.
 
El fin del Valedor que comprometió el futuro de la institución
Benigno López le ha hecho un gran favor a quienes, aplicando el modelo de Cospedal, defienden la supresión de los defensores del pueblo autonómicos. Abdicó de su papel de Valedor do Pobo para ejercer de defensor del Gobierno y la Xunta y en su despedida se atrevió a cuestionar el funcionamiento del Parlamento. Su nombramiento fue un grave error de PSOE y BNG. Vuelve al Tribunal Superior, quizá con sed de venganza.
 
Las provincias multiplican los problemas del PSdeG
A partir del próximo fin de semana el PSdeG celebrará sus congresos provinciales, los segundos de esta nueva estructura territorial, impuesta por los barones a Touriño en los tiempos finales del bipartito, como respuesta ante el cesarismo del anterior secretario general y con el argumento de que era necesario adecuar el mapa del PSdeG al de las circunscripciones electorales. El balance resulta negativo, porque las nuevas direcciones provinciales han contribuido a diluir el papel y el discurso del PSdeG, en un momento ya muy complicado, por el fuerte declive de la caída de Zapatero y la sucesión de bandazos que ha caracterizado la etapa de Pachi Vázquez.

En una coyuntura de gran división del socialismo gallego, puesta de manifiesto en el congreso de marzo en el que Pachi logró su meritoria pero muy ajustada reelección, la estructura provincial contribuye a prolongar y multiplicar el conflicto. Así, después de un congreso en el que el partido salió fracturado, la pugna se extiende durante tres meses más y no evita que continúe después en las asambleas locales, pues en la mayoría de las ciudades hay batallas abiertas. Además, ante los congresos provinciales no se percibe un combate democrático entre distintos proyectos para el socialismo gallego o sus territorios, sino la continuidad de las luchas personales, la búsqueda de cuotas en los aparatos y, también, la pelea por la supervivencia ante la elaboración de las listas autonómicas.

Se da la circunstancia de que los dos referentes del partido ahora mismo con más potencial de proyección en la escena gallega y que podrían ser el revulsivo ante las autonómicas están centrados en esa incierta arena provincial. Se trata del ex ministro de Justicia y principal favorito para ganar el congreso de A Coruña, Francisco Caamaño, y el presidente de la Diputación de Lugo y único candidato para el cónclave lucense, José Ramón Gómez Besteiro.

Tras beneficiarse de los errores de la candidatura alternativa en el congreso gallego, la que encabezó Elena Espinosa, Pachi esperaba que la tranquilidad presidiera los cónclaves provinciales. Pero la ausencia de una política de integración en el PSdeG y las múltiples heridas abiertas y cuentas pendientes propician que por ahora sólo en Lugo haya paz. En Ourense la candidatura del touriñista López Vidal, afín al alcalde de la capital, sirve para mantener el pulso de los críticos con Pachi. En A Coruña, donde hay tres candidaturas, el diputado Lage Tuñas vuelve a intentarlo, esta vez ya no contra Moreda, sino con Caamaño enfrente. Y ha aparecido una tercera vía del alcalde de As Pontes, afín a José Blanco, siempre interesado en debilitar al chaconista Caamaño.

En Pontevedra, Caballero ha constatado que no tenía apoyos suficientes para situar a Carmela Silva de secretaria provincial, lo que debería favorecer a que reeditase su pacto con Pontevedra y Vilagarcía, aunque insista en que Vigo lidere el partido en la provincia. Tras impulsar al sector crítico contra el desgastado actual secretario, Modesto Pose, Pachi parece buscar ahora un pacto que diluya a la oposición interna.

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