Vilaboa vuelve a las crucifixiones

La edil del PP Beatriz Rosendo se crucificó contra la ley de su partido (Foto: Alba Sotelo)
photo_camera La edil del PP Beatriz Rosendo se crucificó contra la ley de su partido (Foto: Alba Sotelo)

VILABOA. Cruces a pie de carretera nacional y personas sujetas en ellas recordando la estampa de Jesucristo. Es un clásico de la iconografía de Vilaboa que no se veía desde hace más de diez años, cuando se ganó la batalla contra la empacadora, pero que los habitantes de este municipio no han dudado en desempolvar ante la desesperada situación de 400 propietarios de viviendas en el litoral. Si la modificación de la Ley de Costas se aprueba tal y como se acordó hace unos días, estas casas, que en algunos casos ya tienen expedientes de infracción y cuantiosas multas, no podrán ser legales nunca y muchas de ellas tendrán que ser demolidas o condenadas al abandono. Hasta el pasado martes el municipio tenía una esperanza para legalizar más del 60% de las situaciones, pero entonces el PP, que defendía la propuesta que lo permitiría en el Senado, dio un giro a su voto y apoyó una modificación basada en la tesis que defiende el PSOE pero que, paradójicamente, cierra todas las puertas a Vilaboa.

Ante esta situación, que incluso está a punto de crear un cisma en el PP (pues los ediles locales amenazan con darse de baja en el partido si no se arregla el desaguisado), Salvemos Vilaboa, la asociación de afectados, convocó una manifestación de emergencia para ayer por la tarde. Se realizó en una de las rotondas de la N-554 en hora punta y, además de nuevos carteles con lemas como 'Rajoy, ¿conoces Vilaboa?' o 'Cañete nos vende', los convocantes colocaron cuatro cruces a pie de carretera. Se iba a crucificar quien quisiese apoyar la causa, entre ellos, un directivo de la asociación y otro de los afectados y portavoz, Enrique López Patricio. En la otra cruz se subió el alcalde, Luis Poceiro (PSOE), y la cuarta fue para la portavoz del PP, Beatriz Rosendo, que por primera vez se manifiesta contra su partido y cumple así con cerces la amenaza lanzada hace dos días, cuando se enteró de que los senadores del PP en Madrid no habían cumplido su promesa. ("Terei que saír, se fai falla, cunha pancarta eu á rúa", afirmó).

Judas. El alcalde no descartó al bajar se de su particular crucifixión (que duró una media hora) que se puedan producir nuevas escenas de este tipo con él encaramado en la cruz. "Hai que facer o que sexa e teremos que respostar ao que nos pidan os veciños" destacó ayer antes de defender por enésima vez que aún hay tiempo para que Vilaboa se salve, mediante una transaccional a la enmienda del PP que permitiría corregir la situación.

López Patricio, por su parte, afirmó que "nesta situación, se nós somos 'Cristo' o noso Xudas particular son os senadores do PP que nos dixeron que coa petición de un tercio de consolidación isto se arranxaría e votaron ao contrario. Esta ley non ten sentido: O ministro Cañete fíxoa para deixar apañado todo por alá abaixo e nada máis. Se non, como se entende que legaliza hoteis feitos dentro de dominio marítimo, en terreo gañado á terra e nós, particulares con primeiras residencias dentro da franxa de afección quedemos ilegais?", sentenció.

El portavoz de la asociación pide que no cese el empeño ni los intentos de negociar hasta última hora "porque as nosas vivendas non son ningún xogo". Al igual que este portavoz, la concejala 'popular' que se subió a la cruz fue contundente. "Nós loitaremos polo cambio ata as últimas consecuencias porque estamos a falar da casa de moita xente", apuntó.

PP. Respecto a su amenaza de abandonar las filas del partido, el vicepresidente provincial Chema Figueroa mostró ayer su comprensión por la situación. "Esa reacción es fruto del desasosiego del que trabaja y ve como se frustra su propuesta. Hay que entender que el Parlamento, a veces, tiene que abordar decisiones que a veces se nos escapan y esperemos que las aguas vuelvan a su cauce".

A pesar de su voluntad de diálogo, la concejala fue clara por la tarde: "O noso non é unha ameaza, é unha decisión da directiva e como isto no se arranxe, os afiliados terán a última palabra sobre o que vai pasar".

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