Vilanova, drogas y tópicos

El Pleno decidió rendir un homenaje a las víctimas de la droga. El periodista Benito Leiro subraya que su consumo causó tantos o más estragos en otros municipios y pide reflexión e investigación para atajar un mal que sigue presente
Dejadnos Vivir es el nombre de un equipo de fútbol que se convirtió en el icono de la devastación provocada por el consumo de drogas.
photo_camera Dejadnos Vivir es el nombre de un equipo de fútbol que se convirtió en el icono de la devastación provocada por el consumo de drogas.

UNA COMISIÓN formada por los representantes de los cuatro grupos políticos de la Corporación Municipal de Vilanova de Arousa será la encargada de estudiar la fórmula para homenajear a las víctimas de las drogas en el municipio y a sus familiares.

Este acuerdo fue adoptado en un Pleno que se celebró el día 4, después de que los concelleiros del PP, PSOE y BNG rechazasen una moción de Gañemos Vilanova, en la que solicitaba que el Concello le dedicase una calle o una plaza a un grupo de jóvenes que fueron conocidos como los miembros de la Generación Perdida en la década de los 80 del siglo pasado. El PSOE sostuvo que sería injusto porque equivaldría a generalizar, cuando solo una minoría de jóvenes sufrieron problemas derivados del consumo de drogas. BNG y PP se sumaron a la propuesta de buscar una fórmula "sin focalizar".

"El grupo político que ha propuesto dedicar una calle o plaza de Vilanova a la Generación Perdida seguramente se deja guiar por buenas intenciones y no entro a juzgarlas", expone el periodista y escritor Benito Leiro. Como vilanovés que vivió en primer plano aquella época porque su edad es similar a la de sus protagonistas, hace pública su discrepancia y expone los argumentos en con los que respalda su posición.

"El grito de rebeldía se apagó sofocado por la sumisión al maldito caballo. El sueño de libertad degeneró en pesadilla"

"Niego la mayor: Vilanova no ha perdido generación alguna. El eslogan Generación Perdida es una hipérbole que puede resultar atractiva como título de un libro o de un reportaje, pero no responde a la realidad", expone. Leiro advierte de que "no debería ser necesario explicar lo obvio, pero cuando nos quedamos con el eslogan nos arriesgamos a olvidar el relato completo". A renglón seguido, agrega que "a la icónica imagen del equipo de fútbol sala ¡Dejadnos Vivir! se puede contraponer otra fotografía menos conocida pero más significativa: la de una rondalla de Carnaval formada en 1976". En la imagen a la que se refiere se puede ver a 42 jóvenes de la misma generación, de las cuales una se murió por esta causa.

"Sin ánimo de minimizar la tragedia, podemos constatar que la proporción de fallecidos es baja con relación a la de supervivientes. Calculo que, como máximo, un 10% de aquella generación se pudo ver afectada por el abuso de las drogas", puntualiza. Leiro califica el porcentaje de preocupante, pero no de "apocalíptico".

Leiro recuerda que la tragedia causada por los estupefacientes en Vilanova no es un caso singular, sino que lo enmarca en uno de tantos de un fenómeno global.

En la segunda mitad del siglo XX fallecieron más personas por las drogas legales, como el tabaco o el alcohol, que por ilegales

"La denominada Marea Blanca fue como un tsunami que inundó, prácticamente, todos los pueblos y ciudades de España en las dos últimas décadas del siglo XX", subraya, y agrega que ya había ocurrido en los años 60 y 70 en Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia. Expuestas estas razones, Leiro sostiene que "dedicar una calle en Vilanova a este problema sería como reconocer que aquí ocurrió una tragedia única", cuando en otras localidades murieron más jóvenes por la misma causa, como en Vilagarcía, Cambados y O Grove.

"Cada municipio tendría su ‘generación perdida’, si no fuera porque es una expresión desorbitada", advierte. A renglón seguido, hace una puntualización: en la segunda mitad del siglo XX fallecieron más personas afectadas por drogas legales, como el tabaco o el alcohol, que por ilegales, como la heroína, el LSD o la cocaína, y concluye que "más que dedicarles calles o plazas, las pandemias deben estudiarse, analizarse y proponer medidas sociales y terapéuticas para combatir el problema".

Benito Leiro subraya que aquellos vecinos suyos que fueron encuadrados en la Generación Perdida "no fueron héroes ni malvados, fueron víctimas de sí mismos, tal vez de un excesivo idealismo, de un entorno social que no supo afrontar la situación y de una grave irresponsabilidad política".

REBELDÍA. El escritor y periodista, ganador del premio Ortega y Gasset por su trabajo de investigación sobre el narcotráfico, expone que "lo sucedido no es para sentirse orgullosos, más bien nos induce a ser comprensivos. Ellos fueron conscientes de que se habían equivocado. Lo que comenzó como un movimiento idealista acabó engendrando un negocio sucio. El grito de rebeldía se apagó sofocado por la sumisión al maldito caballo. El sueño de libertad degeneró en pesadilla de esclavitud".

Leiro sostiene que "no existe el riesgo de que la Generación Perdida caiga en el olvido" y recuerda que el problema no está superado, motivo por el que plantea que las administraciones deben seguir analizando el fenómeno y planteando medidas que permitan evitar episodios tan dramáticos en el futuro.

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